Las apariencias engañan

Un Mallorca acomplejado en el primer tiempo y más intenso aunque inefectivo en el segundo, cedió ante el Atlético de Madrid con un gol en cada período sin que la portería de Oblak pasara mayores apuros que un balón rechazado embarulladamente por el poste tras el descanso. La inferioridad numérica de los colchoneros durante los últimos quince minutos no fueron un obstáculo serio para los de Simeone, que no brillaron, pero fueron claramente superiores.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (1), Sastre (1), Valjent (2), Xisco Campos (1), Lumor (1), Baba (1), Salva Sevilla (1), Dani Rodríguez (1), Kubo (1), Lago Jr. (1) y Budimir (1).

Minuto 62, Trajkovsky (0) por Lago Jr. Minuto 66, Abdón (0) por Baba y Alex Alegría (0) por Budimir.

At.Madrid.- Oblak (1), Arias (2), Savic (1), Felipe (1), Lodi (1), Thomas (2), Koke (1), Saúl (1), Vitolo (0), Joao Felix (1) y Diego Costa (1).

Minuto 57, Correa (1) por Vitolo. Minuto 68, Morata (0) por Diego Costa. Minuto 82, Marcos Llorente (-) por Joao Felix.

ARBITRO:

Hernández Hernández (1), de los de una tuya y otra mia. Una vez para cada lado. A los 5 minutos ya había amonestado a dos jugadores del Mallorca y después tuvo que equilibrar la balanza. Necesitó del VAR para señalar falta del atacante en una acción en la que inicialmente había decretado penalti por manos de Sastre. Hubo amarillas para Xisco Campos, Baba y Budimir por parte local y Savic, Felipe, Correa y dos a Morata que fue expulsado en el minuto 77.

GOLES:

Minuto 26, segundo centro al área desde la derecha y Diego Costa, de cabeza, se anticipa a su par. 0-1

Minuto 64, Joao Felix engancha por los aires un balón dividido y su remate, en principio inofensivo, tropieza en Budimir descolocando a Reina. 0-2

COMENTARIO:

El Mallorca compite al máximo, pero no es competitivo a partir de un cierto nivel. Escucharemos decir que el partido ante el Atlético Madrid no es de su liga. Para mi todos ponen tres puntos sobre el tapete, sea contra el enemigo que sea. Eso al menos afirmaba Héctor Cúper, que aleccionaba así a su tropa. En cambio el anfitrión no salió a jugar hasta la segunda parte, inútilmente si, pero es que antes del intermedio parecía enfrentarse a un ogro en vez de a un equipo, pertrechado muy atrás, con Salva Sevilla casi a la altura de los centrales y cediendo terreno y balón a los de Simeone que, con una presión adelantada, jugaron 45 minutos en campo rival y casi a toque de rondo. La primera estocada llegó cuando comenzaba la puesta de sol, alineada con el ocaso del ritmo que, reiterativo pero paciente, había impuesto el conjunto madrileño.
  No olvidemos que la experiencia es un grado y aunque en las filas bermellonas sobrevive algún que otro veterano, el experto manejo de los tiempos, colectivamente hablando, nunca presagió el menor vuelco. Un remate cercano de Kubo al palo, para compensar el que había estrellado Arias con Reina superado, hizo aparecer el espejismo de un oasis. Pero no hay alegría en casa del pobre, ni agua en el desierto. Vicente Moreno mandó a sus huestes al cuerpo a cuerpo, llegó a alinear a tres delanteros sin caer en la cuenta de que más artillería no significa necesariamente ni más pólvora ni mejor puntería. Puestos a recurrir a la épica, como tantas otras veces, no encajaba la sustitución de Budimir ni justificaba la de Baba, reparada por una acción aniñada del sobrevalorado Morata que obligó a los suyos a defender durante más de un cuarto de hora el fútbol directo y tente tieso forzado por los locales para saltar sin riesgo, aunque sin efectividad, la zona media.
  Sin dejar de valorar la intensidad con la que el perdedor afrontó la segunda fase del choque, tuvimos que echar de menos no haberla expuesto desde las siete de la tarde. Nos quedamos con la sensación de haber asistido a la representación fabulística de el gato y el ratón. El felino, siempre seguro de si mismo, permitió las triquiñuelas del pequeño y bravo roedor, seguro de que llegaría el momento y la ocasión para borrarlo de un zarpazo. No cortaremos más leña.