Las confesiones de Aguirre

No estaría bien que los árboles de la victoria frente al Sevilla impidiera ver el bosque oculto tras la trayectoria del equipo. No es trata de si la temporada pasada se ganaba por 0-1 o 1-0, sino la forma en que se hacía entonces y la de hora, completamente distintas. Entonces la idea y su ejecución eran reconocibles, había un once tipo y muy pocas dudas, mientras que en el presente campeonato impera la mala praxis de ambos postulados.

14 puntos de 48 representan números de descenso aunque tres, cuatro o cinco rivales por debajo. Más preocupante aún que Javier Aguirre, primer aunque no único responsable, reconozca en rueda de prensa después del partido que todavía atesora dudas y no sabe cómo colocar a estos jugadores. Se agradece la sinceridad, pero si él no tiene nada claro, imagínense nosotros.

Sea cual sea el dibujo aplicado, casi siempre un 5-4-1, y el número de partidos en los que Rajkovic no ha sido batido, la falta de seguridad del entrenador, según sus propias palabras, se transmite a los jugadores, algunos de ellos muy voluntariosos, o no, pero técnicamente limitados. Los dos únicos triunfos obtenidos, en Vigo y el de ayer, han sido totalmente inmerecidos, siempre de acuerdo con las palabras del mexicano, pero tampoco se nos ocurren otros en el que su conjunto se hubiera hecho acreedor un resultado diferente.

Si, el fútbol es imprevisible a veces, pero para el Mallorca lo es siempre. En este contexto la pregunta del millón es si cuando el responsable de la plantilla confiesa su impotencia, no existe mayor franqueza que la de dejar que lo intente otro.