MAL MENOR (1-1 en Son Moix)

En nueve de los diez partidos disputados, salvo en Palma contra el Alavés, el Mallorca ha tenido que ir a remolque  al encajar la apertura del marcador. Ante el Levante, quien avisa como hicimos ayer no es traidor, no ha habido excepción. Esta vez le tocó a Eyong aprovechar una serie de rebotes en el área ante los que no reaccionó ningún defensa, para poner cuesta arriba una tarde en la que la lluvia impedía florituras. Cuando el daño parecía irreparable, Maffeo enganchó un zurdazo desde fuera del área directo a la escuadra larga de la meta defendida por Ryan. «Si no puedes ganar, al menos no pierdas» (Johan Cruyff).

ALINEACIONES:

R.C.D. Mallorca.- Leo Román (2), Maffeo (2), Valjent (0), Raillo (1), Mojica (0), Samu (0), Morlanes (1), M.Joseph (2), Sergi Darder (0), Virgili (1) y Muriqi (0).

Minuto 60, Pablo Torre (0) por Sergi Darder. Minuto 72, Llabrés (0) por Samu. Minuto 82, A.Sánchez (-) por Virgili y Marc Doménech (-) por Muriqi.

U.D. Levante.- Ryan (1), Toljan (1), Elguezábal (2), Moreno (1), M.Sánchez (2), Víctor (1), Vencedor (1), Martínez (2), Arriaga (1), Koyalipou (1) y Eyong (1).

Minuto 57, Brugué (1) por Koyalipou. Minuto 73, Dela (1) por Toljan y C.Alvarez (0) por Víctor. Minuto 87, Olasagasti (-) por Martínez y Morales (-) por Vencedor.

ARBITRO:

Miguel Angel Ortiz Arias (1), de Madrid. Más riguroso con los jugadores locales -tarjetas amarillas a Valjent, Samu y Sergi Darder- que con los visitantes -solo Eyong por simulación y Arriaga-  entre los que Víctor salió indemne de dos entradas duras y consecutivas sobre Mojica. Señaló 13 faltas a favor del Mallorca y 8 en contra.

GOLES:

Minuto 21, Elguezábal atraviesa el círculo central y busca rematador en el área, la zaga no acierta a despejar y se producen una serie de rebotes, el último en Samu, lo que deshace el fuera de juego de Eyong que marca a placer. 0-1

Minuto 78, Maffeo gana metros sin oposición, se escora hacia el interior y desde la frontal dispara con la pierna izquierda a la escuadra y a la diestra del portero. 1-1

5 saques de esquina sobre el fondo visitante y 4 en el local.

12.964 espectadores. (Cifra oficial nada avalada por la presencia real de público en las gradas)

ERRORES CONTRA EL HORROR

Los tópicos del fútbol incluyen aquel por el que los errores de los porteros son más groseros que el de los delanteros que fallan goles. No fue el caso exacto porque a Leo Román porque no solo no cometió ninguno, sino que salvó al final dos remates a bocajarro de Manu Sánchez, un defensa, y Morales que hubieran sentenciado una derrota tal vez inmerecida en idéntica proporción al escaso merecimiento de la victoria. En la otra portería, los fallos de Sergi Darder solo ante los tres palos son inadmisibles en un futbolista de su categoría. «No es mala suerte, de haber sido Maradona hubiera marcado» (José Luis García Traid en un Racing-Atlético).

Resulta igualmente inaceptable que el Mallorca empiece todos los partidos, salvo uno, perdiendo uno a cero. Analizadas todas y cada una de las situaciones, la falta de contundencia sonroja a centrales de la experiencia de Valjent y Raillo, una dupla con la suma de quinientos partidos a cuestas que pesan más de lo que aparenta, pero mucho peor es la pésima colocación del doble pivote que integran Samu, siempre impreciso y desordenado, junto a Morlanes, apenas visible en repliegue y simple en su concepto del juego. De ahí para atrás vienen los problemas que en diez jornadas no ha sido resuelto.

Los de Arrasate entraron bien por las bandas en el primer tiempo. Mateo Joseph se activó tanto en el carril como en busca de zonas de remate y Virgili, egoista y chupón, encandiló a la grada con sus habilidades y velocidad sin proyección práctica. «Hay que apuntar a las estrellas para llegar a la luna» , aunque el espectador olvide las estrellas cegado por el resplandor de la luna.

El Mallorca ganó por 4 «¡uys!» a tres. Menos da una piedra. Sin embargo los dos últimos congelaron el corazón de Leo Román y toda la grada. El golazo de Maffeo cuando ya moría la batalla y el tornaba oscuro, obligó a tomar riesgos innecesarios. La ansiedad pudo a la calma, la rabia al cerebro, aunque el relevo de Sergi Darder por Pablo Torre había dejado al cuerpo del anfitrión sin alma y pretender que Marc Doménech y Javi Llabrés, tengan que salvar los muebles raídos por sus compañeros de pelo en pecho, es una ocurrencia impropia de un veterano de los banquillos como el técnico de Berriatua quien, eso sí, siempre podrá argumentar: «esto es lo que hay, no tengo más».

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