Males sin remedio
Cuando los clubs de fútbol eran solamente eso, antes de su conversión semi forzosa en sociedades anónimas deportivas, la cadena de ceses o dimisiones ante malos resultados, ya fueran deportivos o económicos, era casi automática: el primero en caer era el entrenador y a continuación el presidente, que se iba a casa sin la menor responsabilidad en ningún caso. Miquel Contestí, que fue defensor de la conversión y posteriormente opositor a ella, se saltó el guion para prolongar su mandato durante doce años tanto para lo bueno como para lo malo.
La idea que inspiró la obligatoriedad de imponer el carácter societario implantado por el Gobierno a cambio de cantidades destinadas a la mejora de las instalaciones de la época con cargo al Mundial 82, no respondía únicamente a impedir la quiebra y el desahucio de de muchos, sino a la pretensión de que al jugarse los accionistas su dinero y no el de los abonados, el malgasto sería menor.
Cuarenta años después, la fórmula no ha funcionado. Cuatro de los que no picaron porque no necesitaban óbolos -Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna- siguen presentando balances cuando menos dudosos y consiguen navegar a base de palancas y presuntos «trapicheos» como los denunciados en el caso Negreira, otros que costaron sentencias condenatorias por prácticas corruptas a antiguos dirigentes de los navarros, además de las veladas sugeridas y presuntas maniobras del resto.
Los restantes continúan perdiendo hasta la camisa y sobreviven, con la misma impunidad que antaño, a base de hipotecas a cincuenta años con un fondo de inversión, otra vez justificadas con su inversión en obras y reformas de estadios o ciudades deportivas. Todos, además, sin renunciar a las puntuales ayudas institucionales a fondo perdido.
Finalmente Contestí ha tenido razón porque ni de una manera ni de la otra, los males de hoy son los mismos de ayer y no tienen remedio. Entonces se iban de rositas y ahora madeja en mano. Este es el paisaje a siete años de otro Mundial, el del 2030, ¿otra vez salvador?.