Mateo’s way

Manuel Martín Ferrand, que en paz descanse, fue mi director general en Antena 3 de Radio y Antena 3 Televisión. No dejaba de repetirnos que teníamos que ser muy selectivos a la hora de programas las ruedas de prensa a las que acudir. Argumentaba que la mayoría de ellas interesaban a los convocantes, deseo que no solía coincidir con el de nuestra audiencia. Nos aconsejaba hacer acto de presencia solo en aquellas que fueran importantes y, en modo alguno, hubiera tolerado estar en una en la que no se admiten preguntas, tan en boga hoy día.

Esta última circunstancia no se daba en la despedida de Mateu Alemany de los medios de comunicación valencianos. Hubo toda clase de respuestas aunque, en honor a la verdad, de ellas no se colige apenas nada de los verdaderos motivos de su salida del club de Peter Lim. Salvo uno.

El ex accionista y presidente del Mallorca advierte del vacío que se produjo en el ejercicio de sus funciones cuando pasó de tomar el 90 por ciento de las decisiones a que su poder fuera recortado. De pronto se topó con que su capacidad de mando debía someterse a la voluntad de dueño y se hacían muchas cosas que ni siquiera se le consultaban. Ahí es donde se rompió la baraja.

La experiencia de gestión del andritxol se forjó bajo la tutela de Antonio Asensio Pizarro, con amplios poderes que se multiplicaron cuando asumió en solitario el prorrateo de las acciones de Vicenç Grande. Pero el fútbol ha cambiado mucho en poco tiempo y ni el empresario catalán ni el promotor mallorquín, se movían por los mismos motivos, puramente crematísticos, que los del millonario singapurense. Uno quería controlar el negocio audiovisual del fútbol y el otro, enraizado en la isla, aspiraba a ampliar su negocio. Ahora los fondos de inversión no tienen más objetivo que el de ganar dinero, así de claro. Y eso vale tanto para el propietario de Mestalla y Paterna como para el inquilino de Son Moix y propietario de Son Bibiloni. Y me temo, solo es una sospecha, que Alemany se ha quedado en el pasado.