Misterios sin resolver

El Mallorca ya no será lo que Sarver quiera quiera que sea, en todo caso lo que Kohlberg decida. O no. En realidad lo único que sabemos es que uno dice que ha adquirido la parte del otro, cuyo porcentaje desconocíamos aunque ahora el comprador afirma haberse convertido en el accionista mayoritario. Lo que no añade, ni lo hará, es el importe de la operación que, en el menor de los casos, nos permitiría descubrir el valor real de la SAD o, sino, su precio de venta en un momento determinado.

En el presente caso el mayor patrimonio del club es la primera división, a la que habría que sumar el coste de mercado de su plantilla y la ciudad deportiva de Son Bibiloni. Son Moix sigue siendo de propiedad municipal, lo que abre una incógnita importante en relación a la inversión efectuada en su renovación. Los Gobiernos municipal y autonómico han cambiado de color y tanto el ex alcalde Hila y la ex presidenta del CIM, Cladera, ya se habrán dado cuenta de que ni la compra de las acciones del Lluis Sitjar, ni el patrocinio del nombre del estadio, proporcionan votos. Conste que lo habíamos avisado. Cort, el Consell o el Govern fueron menos generosos cuando los accionistas eran mallorquines de pura cepa y no americanos.

Sarver se ha ido igual que llegó o, lamentablemente, algo peor. Vino como redentor y se marcha crucificado. El Mallorca sigue aquí y también lo hará cuando un buen día, también Kohlberg tome las de Villadiego, sea por cansancio o porque haya culminado el negocio que vino a buscar. La causa es lo de menos. Las personas pasan, las instituciones no. La cuestión es observar lo que sucede entre la apertura y el cierre de cada paréntesis lo cual, ahora mismo, no está nada claro. Y no lo está porque la transparencia no es virtud que acompañe a los empresarios en cuestión y, de la noche a la mañana, podemos esperar cualquier cosa por descabellada que parezca. Hasta nos dijeron que la causa abierta contra Robert Sarver en la NBA no tendría efectos para el Mallorca y ya ven. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo.