Modestos aparte

No, no crean que la falta de cordura solo afecta al fútbol profesional. Un futbolista medio de un equipo medio de Segunda B, ahora Primera RFEF, se lleva 10.000 euros mensuales, más casa y coche, si ficha por un equipo insular o lejos de su residencia habitual. Los filiales del Real Madrid y el Barça manejan un presupuesto equiparable al de los equipos de Segunda que luchan por terminar en posiciones de ascenso a primera división, pero otros diez de los cuarenta divididos en dos grupos aprueban gastos paralelos con los de la mayoría de la segunda mitad de la clasificación de la categoría de plata.

El Atlético Baleares figura exactamente en la mitad de la tabla entre los más poderosos y los más modestos. Digamos que un posición intermedia con pocas diferencias entre unos catorce equipos. Además del filial blaugrana solo se ve superado por Albacete, Sabadell y Castellón, los recién descendidos. Compite con la mayoría de clubs de su grupo, salvo Cornellá y Alcoyano, los más débiles económicamente.

Estas cifras adquieren carácter orientativo, si bien plantillas con mayor coste no garantizan mejores resultados ni viceversa. Aquí lo único que se pretende demostrar es que la escala de salarios que se abonan en el mundo del fútbol no se corresponde con su realidad social, ni se justifica en base siquiera a la publicidad que genera o las audiencias que despierta. Ni mucho menos.