Ni derby, ni de lujo
Tras haber visto calificar el Atletic Balears-Andraitx del pasado domingo como un derby de lujo, el del próximo sábado con el Mallorca B en el mismo escenario, el Estadio Balear, sería poco menos que estratosférico. Pero no, ni la Segunda Federación esa que se inventaron constituye boato alguno, ni el enfrentamiento entre la «creme» blanquiazul y del filial barralet merece la consideración de nada que se aproxime a la realidad de ambos. Aquel antagonismo de antaño ha fenecido con el paso del tiempo y la evidente desigualdad de fuerza y objetivos. Ni la presencia de Siviero en el banquillo visitante añade el menor morbo en función de su pasado en el foso local.
No obstante apreciaremos el esfuerzo de la inquilinos de la planta noble de Son Moix, no olvidemos que el recinto no ha dejado de ser de propiedad municipal, al comunicar a sus vecinos de la Via de Cintura, su presencia en el renovado feudo «ferreret» a partir de las siete y media de la tarde, una hora después de que el Mallorca «A» se haya enfrentado al Girona. Una visita que toma cuerpo de agradable sorpresa si se interpreta como una muestra de apoyo a las promesas de Son Bibiloni, que sólo han ganado un partido en lo que va de campeonato. Y lo que te rondaré morena si no mejoran no mucho, sino muchísimo y en términos superlativos. Pero, por supuesto, siempre es un primer paso que los señores Kohlberg, Díaz y Ortells se den por enterados de que los chavales también existen.
Un coche de más o de menos tampoco va a colapsar el cinturón de ronda en obras. No olviden que la velocidad máxima permitida es de 60 kilómetros por hora, si bien a los de Michel no se les ganará a menos de 200 y para doblegar a los de Mut entre 100 y 150, en el bien entendido de que ambos motores puedan alcanzar dichas cotas sin que falle alguna bujía.