Nos hemos vuelto locos

Que la Federación Española de Fútbol rechace las conclusiones de su propio instructor y cometa la osadía de proponer a la Liga de Fútbol Profesional un aumento provisional de la Segunda A a 24 equipos para salvar caprichosamente al Deportivo y el Numancia del descenso «en previsión de lo que pudieran decidir los Tribunales el día de mañana a tenor de las denuncias presentadas» solamente puede obedecer a razones desconocidas y, sea como sea, a la sinrazón de quienes hoy dirigen la institución sita en Las Rozas.

Si yo fuera el expresidente del Barcelona, Sandro Rosell, me preguntaría por qué no hicieron lo mismo con él antes de meterle en prisión sin aguardar a la posterior sentencia de sus recursos. Dicho sea a simple título de ejemplo. ¡Qué barbaridad y qué desfachatez!.

No es que la patronal pueda dar lecciones de nada. De hecho lo más justo y sensato sería cesar de inmediato tanto a Luis Rubiales como a Javier Tebas e incluir en el lote a Teresa Lozano, titular del Consejo Superior de Deportes por chapuceros e irresponsables. Porque no pasemos por alto que la Federación ha iniciado ya el proceso electoral de sus miembros asamblearios y, consecuentemente, de su presidente y candidato único a la reelección tras forzar la renuncia de Iker Casillas y, de paso, advertir a cualquier espontáneo de lo que le esperaría en caso de jugársela. Mateu Alemany sabe algo de esto pues lo sufrió en sus propias carnes.

Por no enfrentarse a dos clubs, puede tener que vérselas con veintidos. La propuesta reduciría la cantidad a recibir por cada competidor por derechos de televisión. El mismo dinero a repartir entre más receptores y los gastos de dos desplazamientos añadidos, por no hablar del calendario por si no era ya bastante largo y apretado. No deja de ser curioso que al firmante de la propuesta, el secretario Camps, le preocupen posibles sentencias futuras por las reclamaciones de los gallegos y madrileños y no lo hagan las del Real Murcia y todos aquellos que se sintieran perjudicados por decisiones anteriores o actualizadas. Curioso, si.

Ya metidos en harina, me ofrezco como firmante en la petición de las dimisiones descritas y, al mismo tiempo, me alineo con la sabia y elemental recomendación del mallorquín Pep Lluis Martí, profesional ejemplar y reciente entrenador de Tenerife, Deportivo y Girona: una segunda división A no de dos más, sino de dos menos; de veinte. Una vieja e imprescindible reivindicación.

Compadezco a sus señorías porque, por si no tuvieran papeleo suficiente, a las posibles reclamaciones con orígen en A Coruña o Fuenlabrada, se unirás las del Extremadura, Racing, Leganés, Mallorca, Espanyol, los perdedores del play off de ascenso a Segunda, los que perdieron el de Tercera a Segunda B y hasta los de juveniles. ¡Vamos, que montas un bufete de abogados y vives de esto lo que te queda de vida!.