Números fríos y puntos calientes

Aunque el descenso ha pasado rozando el poste no está de más dejar pasar los efectos de la euforia sin aguar la fiesta a nadie.

Tampoco soy quien ni me corresponde valorar continuidad de Javier Aguirre al frente del equipo, lo que no implica reflejar ciertas diferencias en relación a su antecesor. De entrada se aferró a un dibujo más defensivo, 5-3-2, frente al 4-2-3-1 de Luis García Plaza, nuevo entrenador del Alavés, más partidario de presionar en zonas más adelantadas aunque no siempre lo consiguiera. Cerrar la portería a cualquier precio se erige en objetivo prioritario para equipos necesitados y con recursos, como los del Mallorca, limitados.

La alineación tipo de casi toda la liga a partir del mercado de invierno era la integrada por Sergio Rico, Maffeo, Valjent, Raillo, Costa u Oliván (relevos difíciles de explicar y justificar), Baba, Galarreta (hasta su lesión), Kubo, A.Sánchez, Dani Rodríguez y Muriqi. Al verse en serios apuros tras la visita del ahora descendido Granada, el «Vasco» cambió por Reina, Maffeo, Valjent, Raillo, Oliván, Costa, Battaglia, Salva Sevilla, A.Sánchez, Angel y Muriqi. Es decir que cambió al portero y sentó a vacas sagradas como Baba, Kubo y Dani Rodríguez, una decisión cuanto menos valiente.

El cambio en fríos números se explica asi: hasta la vigésimo novena jornada el Mallorca ocupaba posición de descenso con 26 puntos de 87 posibles (un 29,8%), había marcado 26 goles, uno por partido y encajado 49, 1,8 de media por jornada. Las últimas nueve citas del calendario, con nuevo banquillo y dibujo, sumó 13 puntos de 27 posibles (un 48%) perforó la meta adversaria 9 veces 1,1 de promedio y recibió 14, 1,5.

En resumen no mejoró en exceso el rendimiento ofensivo y si algo, tampoco tanto, el de la zaga. La gran diferencia se produce en el cómputo de los puntos obtenidos y con el atenuante para Aguirre de que 9 de los 14 tantos encajados se reparten en solo dos lances: Elche y Granada.

Pero este texto no pretende alegar a favor de uno y/o en contra del otro. Que cada lector y aficionado saque sus propias conclusiones. La mía es que si no se produce un salto cualitativo importante en la plantilla, sea aquel o sea este el técnico de mañana, el equipo seguirá dando vueltas como el burro tras la noria. Aquel puntito del Sánchez Pizjoán, que se calificó de insuficiente, vale hoy su peso en oro, pero los penaltis fallados por dos veteranos, Negredo del Cádiz y Jorge Molina, del Granada, lo fundieron en platino.