Otra de indios
Pues no han pasado ni tres días para que Vicente Moreno dejara a Maheta Molango a solas con su película de indios tralará. El técnico, siempre sincero, aclaró a preguntas de los informadores y en la rueda de prensa habitual de los viernes que si pide jugadores lo hace en privado y que nadie ha consensuado con él los que han fichado. No hacía falta, ya hemos intuido todos que Lumor, Sedlar, Trajkovsky, Kubo, Salibur, Chavarría y alguno que ya ni siquiera está, Zlatanovic, no tienen la menor experiencia en la liga española de primera división. Y ninguno, por supuesto, ha escrito el Quijote. El valenciano tampoco ha tirado de metáforas con coña para hacerse entender. No necesita enviar recados. El sabrá lo que firmó y por qué, pero es evidente que su forma de pensar está a años luz de la del CEO, como no podía ser de otra manera.
Con esto no digo que las plantillas las tengan que confeccionar los entrenadores. Aun colea el favor que Jorge Valdano le hizo al doctor Beltrán al prescindir de Eskurza, Romero, Engonga, Moya, Iván Campo y Gálvez, entonces en el Valencia. El resultado fue que los de Héctor Cúper acabaron la liga por delante de los titulares de Mestalla. Así que, por supuesto, han de imperar los criterios y las posibilidades económicas de los clubs, aunque sin ignorar la opinión de los técnicos. Serra Ferrer confeccionó para Quique Setién la mejor plantilla de la historia del Bétis y fue un desastre. No es el caso que nos ocupa.
La gravedad del hecho no reside en la calidad, ni la planificación de una plantilla para Primera, sino en la insistencia de Molango en administrar ruedas de molino a los medios, que tragan, y a la afición que, en gran parte, también. Por eso persevera.