Pasar bola

Más de una tarde en la Redacción y bastantes cafés para aprender de tenis compartí con Juan Amador Giménez, compañero de fatigas, es el padre de Juan Amador Pons y su hermana Mónica que aprendieron de él su amor por la raqueta, ahora transformada en una pala de pádel, deporte en el que destacan. Enfrentados entre cristales y rejillas, nunca me hubiera atrevido con solo una red de por medio, no dejaba de aconsejarme: «tu pasa la bola, que entonces el problema lo tienen ellos». Y lo tenía casi siempre yo, claro.

Finalizada la trigésimo tercera jornada de liga, aunque los números ordinales hayan caído incomprensiblemente en desuso tal vez como consecuencia del lenguaje del whats app y similares, el Mallorca ha hecho precisamente esto: pasar bola. Ahora el problema lo tiene el Espanyol, sobre todo este, además del Getafe, Valencia, Cádiz y Valladolid por estricta posición ascendente en la tabla.

Con el Sevilla estadisticamente a cubierto, no creo que el Celta o los de Javier Aguirre deben sentirse inquietos. En primer lugar porque Por Son Moix tienen que desfilar dos de los encausados, Cádiz y Valencia, mientras el Almería aun ha de recibir la visita de los mallorquines. Los gallegos igualmente se reservan el papel de árbitros al tener que jugar contra gaditanos y levantinos.

Por otra parte, los cinco viajeros del furgón de cola han de enfrentarse entre ellos. El Valladolid disputará 9 de los 15 puntos que quedan a contrincantes directos, 6 los hombres de Rubi y otros tantos los periquitos. Sergio González, Bordalás y Baraja, un partido cada uno de los cinco restantes. Por eso, salvo catástrofe, no pienso que dos de los implicados sean capaces de superar la distancia que les separa de los 41 puntos del Mallorca, aunque los confiados, como recuerda Tirso de Molina, vayan al infierno.