Que siga el espectáculo
Bob Fosse, que dirigió a Liza Minelli en la oscarizada Cabaret, también firmó la película «All that’s jazz», una expresión equivalente a todo es espectáculo, que se tradujo al castellano como «Que siga el espectáculo» y que encajaría perfectamente con ¡menudo espectáculo!, que es el que nos ofrece hoy día el fútbol entre unos y otros. Las expresiones de Roy Sheider, protagonista, ante el espejo podrían ser la de cualquiera de nosotros ya más cercanas a la desilusión que a la sorpresa. Veamos.
La FIFA acaba de declarar obligatoria la pausa de hidratación en los partidos en aras de velar por la salud de los jugadores. No parece que quienes programan partidos a pleno sol a las dos de la tarde piensen igual pero, sobre todo, no estaría de más que para preservar el estado físico de los futbolistas redujera la cantidad de competiciones que se inventa y que someten a muchos de ellos a temporadas de más de 60 o 70 jornadas apenas separadas 72 horas unas de otras.
Mientras el Mundo Today filtra que Florentino Pérez madura abandonar el fútbol hastiado por la corrupción presuntamente destapada por el caso Negreira y, de paso la presidencia del Real Madrid salvo que mantenga la sección de baloncesto, su oponente Jan Laporta, que no renuncia a la implantación de la Superliga, contraataca esgrimiendo el Barçagate como una defensa frente a las ayudas, igualmente presuntas, recibidas por el Real Madrid. Yo, la verdad, estos berrinches, enfundado en una camisa a punto de estallar y la americana sin abrochar, quedan fatal.
Ciertos medios de comunicación, ciertos, pronostican que el asunto acabará en el peor de los casos con una multa, pero ninguna sanción deportiva. Por si acaso alguien creyera que. Coincido.
Iturralde González, el ex árbitro metido a comentarista de la cosa a cuyo asistente Rafa Guerrero, Gregorio Manzano bautizó como un «mono con pistolas», ha entrado al trapo con el «peor presidente de la historia merengue», según acuñó y seguramente mantiene el admirado, añorado y necesario José María García.
Si hay aficionados que todavía dudan del interés de los dueños del Mallorca en jugar a las dos como muestra de lo poco que le importa el público y lo mucho el negocio, recuerden que además de Kang-in Lee, el patrocinador principal del equipo es japonés.
El VAR es otro de los grandes descubrimientos humanos, como la pólvora, el uranio o las redes sociales, que termina causando mayor daño que beneficio. De los cuatro árbitros que cometieron errores graves el pasado fin de semana, compañeros de cabina incluidos, apuesten cuántos pasarán a la nevera o serán advertidos por el Comité. Yo digo ninguno.
Y eso, que siga el espectáculo.