Renegados y renacidos

Cuando se lesionó Raillo con un diagnóstico que fijó su recuperación en meses, Pablo Ortells, director deportivo del Mallorca, tenía tiempo más que suficiente para fichar a un defensa central capaz de llenar el vacío. Prefirió cerrar la caja hasta el mes de enero sin considerar la validez del modismo «no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy». Se aferró a un suplente de la temporada pasada, Nastasic, al que no no había querido renovar el pasado mes de junio. Rectificar no siempre es de sabios y equivocarse dos veces tampoco.

Es probable que el jugoso negocio inherente a las operaciones de transvases de jugadores de un lado para otro que ha generado una fiebre de más de 13.000 agentes inscritos como tales ante la FIFA, repartidos en casi 10.000 agencias, genere mayor beneficio que otros epígrafes del presupuesto de ingresos.

Javier Aguirre incurrió en algo parecido en relación al futuro inmediato de Antonio Sánchez: «si quieres buscar algún equipo, aquí este año vas a tener menos minutos». Impropio de un técnico de su experiencia aunque un buen partido con asistencia de gol, seguido de otro como anotador produzcan efímeras glorias muy al uso del fútbol que vivimos, creador impaciente de ídolos perecederos. El mismo pecado cometió Vicente Moreno con Abdón, al que en su día reservó como cuarto o quinto delantero y terminó siendo el héroe del ascenso ante el Deportivo.

Errar es tan humano como cerrar la boca para que no entren moscas.