Semana de copas en pleno Covid

Vaya por anticipado que me alegra que el sufrido pueblo de Es Cardessar disfrute con la visita copera del Atlético de Madrid que, además, ha tenido el detalle de presentarse con una alineación más que aseada. Disfruté cuando el Formentera eliminó al Athletic en San Mamés y comparto la euforia de los modestos que se enfrentan a profesionales y más si les ganan. Pero todo eso, y lo siento, no consigue cambiar mi opinión sobre esta competición que la propia UEFA comenzó a cargarse al eliminar de su calendario la Recopa, cuya última final por cierto disputó el Mallorca de Cúper a la Lazio de Roma.

Me parece bien que la Federación la utilice para colar a los clubs con menos recursos la ayuda económica que representa. No creo que en Sant Llorenç influya demasiado lo que la recaudación pueda representar que, además, se iría a los gastos de viaje inherentes al avance de algún escalón más. Lo que creo que está muy mal es que el quinto, el sexto y séptimo clasificados de una liga tengan más derecho a jugar competiciones continentales que el ganador de un título de Copa porque eso desmerece el torneo del KO en beneficio de una serie de equipos mediocres a loa que, a su vez, la UEFA también convence de que así ganarán más dinero.

La verdad actual es mucho más sencilla. Ninguna federación deportiva tiene sentido en cuanto se aplica el sentido común. Los árbitros y entrenadores no las necesitan para nada pues tienen sus propios colegios, igual que los futbolistas sus sindicatos y los clubs sus asociaciones, perfectamente capaces de organizar sus campeonatos sin ayudas ajenas. Claro que tanto trajín y eliminatorias para acabar en nada solo es una fuente de ingresos federativos en la final porque incluso los finalistas tardan un poco más en cobrar. Que se lo pregunten al Mallorca después de enfrentarse al Huelva en junio del 2003.