Sillones inamovibles
Retrocedamos hasta recordar la frase lapidaria de Mateu Alemany cuando, junto a Javier Tebas, quiso acceder a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol como candidato opositor a Angel María Villar: «los árbitros son el brazo armado de la Federación». Este sentencia ha debido pasar a la historia porque lo explica casi todo dentro del sistema asambleario al que no quieren renunciar. El lema de «un hombre, un voto» no rige en el fútbol federado como la ley no lo hacía en el circo romano y se ha quedado como el título de la canción escrita por Frank Zappa que popularizó Johnny Clegg.
Dime de qué presumes y te diré lo que no eres, reza el refrán. Aplicado sea a quienes presumen de demócratas y democracia. Inhabilitado Pedro Rocha, los directivos de las Territoriales que, en su mayoría, integran la Junta Gestora no convocan elecciones, como sería lógico, sino que prolongan el vacío en aras de ganar tiempo por si el enésimo recurso del procesado le permitiera revertir la situación.
Las asambleas se componen con los propios presidentes regionales, cuyas instituciones reciben dinero de la central, los de los clubs, de ahí la importancia de los árbitros señalada por el abogado andritxol en su momento, estos últimos y una representación minoritaria de entrenadores, comité a su vez incluido en el organigrama federativo, jugadores, evidentemente controlados por sus clubs y una mínima presencia de fútbol sala y fútbol playa. El presidente sale elegido de esta ensalada que él mismo ha aliñado. Difícil, sino imposible, para cualquier candidato externo.
El Consejo Superior de Deportes y en idéntica línea las direcciones generales deportivas de cada autonomía, no se dignan devolver el fútbol al fútbol, slogan utilizado en Baleares por el que fuera aspirante Fausto Oviedo, lo que consolida la trampa a través de la cual una gran cantidad de deportistas y, sobre todo, de dinero, permanecen gestionados por unos pocos.