Sin complejos (1-1 en Son Moix)
El Mallorca se sobrepuso al gol de Rodrigo a los 12 minutos, en la única indecisión de su defensa, para empatar después del descanso al cabecear Muriqi un saque de esquina botado por Dani Rodríguez. Un resultado que sabe incluso a poco, pues la portería del Real Madrid vivió más situaciones de peligro inminente que las registradas en el área local, donde Vinicius y Mbappé hicieron mucho ruido, pero cascaron pocas nueces.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Greif (1), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (1), Mojica (2), Samu (2), Mascarell (1), Asano (1), Sergi Darder (1), Dani Rodríguez (1) y Muriqi (2).
Minuto 66, A.Sánchez (1) por Dani Rodríguez. Minuto 71, Morlanes (1) por Sergi Darder y Larin (2) por Asano. Minuto 92, Copete (-) por Mascarell.
R.Madrid.- Courtois (1), Carvajal (1), Militao (1), Rudiger (1), Mendy (0), Valverde (0), Tchouameni (1), Bellingham (0), Rodrigo (2), Vinicius (1) y Mbappe (1).
Minuto 62, Modric (1) por Tchouameni. Minuto 87, L.Vázquez (-) por Carvajal, Arda Guler (-) por Bellingham y Brahim (-) por Vinicius.
ARBITRO:
Soto Grado (3), del Comité de La Rioja. Señaló 8 faltas a favor del Real Madrid y 6 en contra. Siguió el juego de cerca y no se dejó engañar por algunas caídas de Vinicius, al que impidió reiniciar sus batallas con Maffeo, a quien mostró tarjeta amarilla, lo mismo que a Arrasate en la misma acción. Expulsó a Mendy en el minuto 96 por una entrada a la altura de la rodilla de Muriqi en mitad de campo balear.
GOLES:
Minuto 12, larga combinación de Vinicius, Mbappe y Rodrigo en el interior del área que este último resuelve de un disparo alto y cruzado rodeado de tres zagueros dubitativos. 0-1
Minuto 52, saque de esquina botado por Dani Rodríguez desde la izquierda que Muriqi cabecea inapelablemente a la espalda de Rudiger. 1-1
EVENTO: Homenaje y saque de honor al jugador mallorquín de baloncesto Rudy Fernández en su retirada.
DATOS: El Mallorca sacó 8 corners, por 6 el Madrid.
23.010 espectadores
MARGEN DE CONFIANZA
Habrá que repensar el criterio de Luis Aragonés en cuanto a que «los empates no sirven para nada». De poco le servirá este al Real Madrid que, por momentos, pareció disputar el Trofeo Ciudad de Palma en lugar del primer partido de liga, pero al Mallorca le sabe a gloria no solamente porque en las profundidades un punto es un punto, sino porque, seamos sinceros, nadie daba un céntimo de euro ya no por sumarlo ante todo el Supercampeón de Europa, sino porque de haber tenido un poco más de acierto o suerte en sus llegadas a los dominios de Courtois, Ancelotti hubiera tenido motivos para regresar a la capital más contrariado de lo que estaba.
Evitemos las comparaciones, odiosas o no. Cada cual elige las armas que más le agradan para acometer un duelo. Javier Aguirre tenía las suyas y Jagoba Arrasate tiene otras ni mejores, ni peores, sino distintas. Alineó a un once lógico con la plantilla que de momento tiene, sostuvo la idea que tiene de equipo, de dibujo y de juego sin el menor complejo ante la evidente entidad de su rival, acertó en los cambios y se ganó un margen de confianza ante el futuro a la espera de los refuerzos que su aparente proyecto merece.
Es difícil deducir si el carácter merengue es el que transmite su entrenador o, quizás, el que irradia su presidente. Advertía Alfredo Di Stéfano que «ningún jugador es tan bueno como todos juntos», ni tres tampoco. Una cosa es el cartel, Vinicius, Mbappe, Bellingham y su cuadrilla, y la otra los toros y la faena. La BMV origina una marca de incalculable valor que tampoco se circunscribe a los fuegos artificiales disparados en Son Moix. Pero se equivocan si constituyen una terna aparte que, finalmente, todavía necesitan la aparición de Modric. Y también yerran los ocho restantes si creen que quienes más cobran son aquellos que han de solucionar problemas comunes.
Pero es demasiado fácil insistir en los defectos de uno y renunciar a los méritos de otro. No cabe despreciar la entrega, el esfuerzo y, en ocasiones, el fútbol desplegado por el modesto de la película. La pelea ejemplar y constante de Muriqi, el enorme espacio cubierto por Samu, las asistencias de Sergi Darder, la velocidad y cobertura en banda de Mojica, la frialdad de Greif que propaga seguridad o la contundencia de Valjent y Raillo sin concesiones a la galería. La suma de dichas virtudes anuló las individualidades madridistas. El hiper campeón y super millonario debió salir, cabreo aparte, satisfecho con el empate, porque debió y pudo perder.