Solo un respiro

Javier Aguirre ha recurrido a la vieja guardia para imponer su forme de ver la opciones de la plantilla a su disposición: Raillo, Maffeo y Dani Rodríguez. Pero ni la relativa calma proclamada en la clasificación, con seis equipos por detrás aunque no muy alejados, ni la victoria sobre Osasuna en un partido menos brillante de lo que pregonaba el marcador en el minuto 89, permiten soslayar ni una sola de las dudas que permanecen en la lectura de un análisis riguroso.

Decía el mexicano después del partido que él no tiene por costumbre pedir a tal o cual jugador, sino que trabaja con lo que le dan. Un rasgo de sinceridad que desvela lo que ya sabíamos, su desconexión con la idea del director de fútbol, Pablo Ortells, que planificó un vestuario para una idea de juego distinta. No es una crítica al entrenador que, en efecto, para jugar con cinco defensas no precisaba a Sergi Darder, cuya presencia en el banquillo no causa la menor sorpresa. Ya confesó tras la visita del Alavés que «no sé como colocar a los jugadores, no he encontrado el modo». De ahí que haya recuperado la disposición de la antigua temporada con dos graves inconvenientes: Muriqi está lesionado y ni Larin ni Abdón, aplauda o pite la grada a uno o al otro, se aproximan a las prestaciones del kosovar. Y, además, no hay un solo futbolista de las características de Kang in Lee y, si, Morlanes encaja mejor en el perfil de Galarreta que el centrocampista de Artá.

La presente reflexión centra el foco en lo ocurrido a raiz del segundo gol navarro en el minuto 90, que puso en peligro una victoria más merecida que las obtenidas en Vigo o frente al Sevilla. Si me apuran y sin que nadie se enfade, parece más real el Mallorca de estos agobiantes seis minutos que el de los 39 anteriores, porque la primera parte fue un nuevo y absoluto desastre. Miren, cuando uno tiene que recurrir a Nastasic al que se le había cursado la baja y no hizo ni la pretemporada o Antonio Sánchez a quien se sugirió que se buscara la vida en otra parte, es que no se han hecho las cosas bien ni en los despachos, ni en el verde del césped. Igual que en casi todos los conflictos, la responsabilidad se reparte a pares, nunca es de uno solo. El mercado de enero se abre a gritos y si se trata de evitar disgustos serios, lo aconsejable es usarlo tanto para altas, imprescindibles, como para despidos, no menos necesarios.