Tiburones al acecho

Si leen ustedes que el sucesor de Luis Rubiales, designado o sugerido, Pedro Rocha no se podrá presentar a su «reelección», sepan que lo seguirá intentando hasta la última gota para seguir en un sillón que, al parecer, atrae más que un potente imán. O 600.000 euros al año, que viene a ser lo mismo.

Leerán igualmente que los presidentes de las territoriales apoyan con la mano derecha la guerra de su colega extremeño, aunque con la izquierda se pelean a muerte por encontrar para aglutinar el apoyo del resto de «barones». Valencia, Catalunya, Andalucía y Galicia intentan convencer al resto cada uno por su lado. Cumplido su objetivo, Jordi Horrach, el Balear, delega en Pep Sansó. Sus aspiraciones, por el momento, están cubiertas. Los tres millones que recibe de Madrid la Federación Balear dan para el millón y medio, seguridad social incluida, de los gastos de personal registrados en Son Malferit, es de suponer que presidente incluido si atendemos a los conceptos que contemplan los presupuestos, seis «kilos» en total. Una limosna comparados con los 400 programados en Las Rozas.

Escucharán que un tal Morales anuncia su candidatura ante unos comicios cuya legalidad se tramita aún en los Tribunales y que el lunes próximo se empiezan a votar a los asambleistas. Medina Cantalejo ya ha colocado a los suyos en la parrilla de salida, Gil Manzano, y Quintero González, andaluz y casualmente ascendido este año a Primera por si les suena de algo. También el antiguo secretario de Angel Villar, Gerardo González, estudia su presentación. De Carlos Herrera, la señora Parera y otros ingénuos que amagaron hace meses con un asalto imposible, apenas se habla.

Para que se hagan una idea de la verbena en curso, sepan que gran parte del ciclismo balear, con Frank Brunot a la cabeza, reclama elecciones libres y no asamblearias. «500», afirma, no pueden decidir el futuro de «9.500». En este caso solo hablamos de Baleares y otro deporte ajeno al fútbol, si bien la sin razón es la misma.

P.D.: Mateo Alemany, por ahora, ni sabe, ni contesta. O sabe demasiado y mantiene su silencio. Tonto no es.