Tres puntos para creer (1-2 en el Benito Villamarin)
Nada es como empieza, sino como termina. Un tópico que se hizo patente en el Benito Villamarín cuando a los seis minutos Lo Celso lanzó un misil contra la portería de Greif ante el que el eslovaco nada pudo hacer pese a intentarlo. El gozo verdiblanco se fue al pozo solo un minuto después cuando Larin pugnó por un balón largo que atrajo a los dos centrales enemigos, dejando solo a Dani Rodríguez quien no perdonó. El empate dio vida hasta el final cuya prolongación devolvió lo que había quitado frente al Villareal semanas atrás en Palma y Valeri, de un disparo duro y raso al rechace de un saque de esquina, sentenció una victoria no sabemos si merecida, pero sí muy trabajada.
ALINEACIONES:
Real Betis.- Rui Silva (1), Bellerin (2), Llorente (1), Natan (1), Ricardo (1), Marc Roca (1), Altimira (0), Lo Celso (2), Abde (2), Chimy Avila (0) y Vitor Roque (1).
Minuto 67. Perraud (1) por Ricardo, Bakambu (0) por Vitor Roque y Fornals (1) por Chimy Avila. Minuto 80, Juanmi (-) por Abde y Ruibal (-) por Altimira.
R.C.D. Mallorca.- Greif (2), A.Sánchez (1), Valjent (1), Raillo (2), Mojica (2), Samu (2), Mascarell (1), Robert Navarro (1), Sergi Darder (2), Dani Rodríguez (2) y Larin (2).
Minuto 70. Copete (2) por Valjent, lesionado. Minuto 75, Valery (2) por Robert Navarro, Chiquinho (1) por Dani Rodríguez y Abdón (1) por Larin. Minuto 86, Lato (-) por Sergi Darder.
ARBITRO:
García Verdura (2), de Cataluña. Se equivocó al mostrar tarjeta roja a Lo Celso por una acción sobre Samu que desde el VAR advirtieron para transformarla en amarilla, que también vieron Bellerin y el Chimi Avila y, por parte del Mallorca, Dani Rodríguez y Copete. Dejó jugar casi al límite, pero siguió el juego muy de cerca sin estorbar y no se dejó influir por la presión de los jugadores y público locales. Castigó al Mallorca con 14 faltas por 12 a su favor. Bien anulado un gol a Sergi Darder en posición antireglamentaria.
GOLES:
Minuto 6, Lo Celso de un tremendo zapatazo con la diestra pegado al larguero y muy cerca de la escuadra. 1-0
Minuto 7, Larin se hace con un balón largo que consigue subir unos metros entre Llorente y Natan, en el borde del área cede a Dani Rodríguez, desmarcado a su izquierda, que bate a Rui Silva de tiro cruzado y a media altura. 1-1
Minuto 93, corner a favor del Mallorca en una mala cesión de Perraud hacia atrás ante la presión de Abdón. La defensa rechaza hacia el vértice del área opuesto y se anticipa, solo, Valery que, sin pensarlo, fulmina por bajo con un remata inapelable. 1-2
40.017 espectadores
DE PODER A PODER
Los puntos que menos te esperas son los que más disfrutas y conquistarlos en Heliópolis no está al alcance de muchos de los equipos de primera división. Seguramente la clave del éxito, inevitablemente ligado al sacrificio y al sufrimiento, residió en la rapidez con la que se restableció el empate tras encajar un gol sin haber empezado a jugar. Esta reacción, repito, posiblemente quitó el miedo, el excesivo respeto o como quiera que se llame a un equipo que, como había comentado Arrasate en la víspera, necesitaba ser valiente porque el arrojo consiste en eso, en vencer todo temor, no en despreciarlo o no sentirlo.
Hubo tiempo para pasarlo mal en el que un tiro de Abde de palo a palo sin rebasar la línea de meta y tres intervenciones prodigiosas de Greif en respuesta a dos remates de Vitor Roque y Ruibal, hicieron temer lo peor. Sin embargo se equivocó el Betis al pensar que aquella arrancada iba a ser el principio de un festival por bulerías a orillas del Guadalquivir, porque su portería también tembló pese a la falta de instinto matador de un Robert Navarro incombustible.
El actual inquilino del banquillo balear no se anda con rositas, ni chiquitas. Si Antonio Sánchez cumple, Maffeo tendrá que esperar. Dispuso un 4-4-2 aparentemente disléxico debido a la posición de segunda punta de Dani Rodríguez y la capacidad de Robert para atravesar el campo de lado a lado, bien para ayudar al lateral por la banda más complicada, la de Abde, o para contratacar por el centro creando uns superioridad numérica a través de la que generar peligro. Con Samu y Mascarell pendientes de cerrar la primera puerta entre el círculo central y el área propia, Sergi Darder se hacía de nuevo con la batuta de una orquesta entregada a sus instrumentos, unas veces con más armonía que otras, pero sin florituras.
Los de Pellegrini redoblaron sus esfuerzos tras el descanso. Impusieron la calidad individual de alguno de sus jugadores por encima de un ataque paciente y ordenado. Dominaron territorialmente a medida que los bermellones acusaban esfuerzo y cansancio. Algunos cambios llegarían tal vez un poco más tarde de lo conveniente. Los del anfitrión fueron peores, pues frenaron su ímpetu. Y cuando la batalla iba a terminar en tablas, la ambición de sacar desde la esquina para marcar, en lugar de hacerlo en corto para agotar los dos minutos que faltaban, obtuvo el premio que otras veces se negó. Una victoria para creer.