UN ENEMIGO ENTREGADO (4-0)

El Mallorca goleó con claridad aunque sin brillo al Logroñés, que tuvo que jugar desde los 4 minutos con uno menos por expulsión de un defensa y los últimos 30 con solo nueve efectivos al lesionarse un delantero que acababa de entrar en este partido condicionado por el pésimo arbitraje del madrileño Moreno Aragón que tomó decisiones cuando menos muy drásticas que rompieron toda expectativa.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (-), Gámez (2), Valjent (1), Raillo (2), Cufré (1), Galarreta (1), S.Sevilla (2), Mboula (0), D.Rodríguez (1), A. Sánchez (1), y Amath (1).

Minuto 62, Murilo (1) y Abdón (1) por A- Sánchez y Amath. Minuto 71, Febas (1) y Luka (2) por Galarreta y Dani Rodríguez. Minuto 80, Lago Jr. (-) por Mboula.

Logroñés.- Santamaría (2), Medina (2), Gorka (0), Bobadilla (1), A. López (0), Arnedo (1), Sierra (1), Martínez (1), Iddiki (1), Bogusz (1) y A.Vitoria (0).

Minuto 56, Yaroslav (1) por Santamaría, lesionado. Minuto 59, Petkoff (1) por Arnedo e Iñaki Sáenz (1) por Bogusz. Minuto 74, Van La Parra (1) por Martínez y Rony González (-) por A.Vitoria.

ARBITRO:

Moreno Aragón (0), del Comité de Madrid. Se cargó literalmente el partido al interpretar cesión de Medina a Santamaría a los dos minutos. Del libre indirecto nació el penalti por mano de A.López doblemente castigado con tarjeta roja en, rigurosa más que estricta, aplicación del reglamento del que volvió a echar mano por indicación del VAR manejado por Prieto Iglesias recién descendido de Primera y el peor árbitro de Segunda, para ordenar la repetición del lanzamiento que había detenido Santamaría a tiro de Dani Rodríguez por entrar jugadores visitantes en el área. El portero exmallorquinista volvió a rechazar el lanzamiento del goleador local, pero el rechace lo aprovechó esta vez Salva Sevilla para anotar. Además de la expulsión descrita, amonestó a Amath por una falta pitada con retraso y que, por el mismo criterio, pudo haber mostrado a más jugadores de ambos bandos. Pse a haberse perdido 6 minutos con el lío de los penaltis, solamente descontó 2 en la primera parte y en cambio 3 en la segunda cuando, con nueve, los riojanos pedían la hora,

GOLES:

Minuto 4,  Medina toca hacia atrás un balón filtrado en el área, su portero lo recoge con las manos y el colegiado señala libre indirecto junto a la frontal del área pequeña. Le pega Salva Sevilla y A. López interpone su codo izquierdo en la trayectoria del balón. Tira Dani Rodríguez el máximo castigo, repele Santamaría y un defensa envía a corner, pero el árbitro ordena repetir por entra jugadores de ambos equipos en el área. Los mismos protagonistas y el mismo desenlace, solo que en esta ocasión Salva Sevilla llega al rechace y marca a puerta vacía. 1-0

Minuto 40, en plena salida de la zaga riojana, el balón rebota y le cae a Amath que, en posición legal pero solo y sin oposición, marca a placer. 2-0

Minuto 68, centro de Gámez desde la derecha que Abdón remata a placer desde muy cerca. 3-0

Minuto 84, Salva Sevilla asiste a Luka Romero en la frontal y el niño realiza un control orientado tras el que fusila con la izquierda al palo largo. 4-0

DEMASIADAS PULGAS EN PERRO FLACO

Si, al Logroñés le crecieron los enanos pero el circo lo había montado su entrenador al pensar más en su partido del miércoles en Las Gaunas y oponer en Son Moix a la mitad de sus jugadores habituales. Un desprecio al anfitrión que evidentemente pagó muy caro y del que el Mallorca no tiene culpa. Y si, el árbitro se excedió en su contra demasiado pronto, encajó un segundo gol antes del descanso cuando intentaba respirar, se lesionó el portero apenas comenzado el segundo tiempo y, más aun, también lo hizo su delantero de recambio recién entrado en el campo cuando ya había agotado sus cinco sustituciones. Demasiado castigo, sin duda, pero también excesivo atrevimiento el suyo con tanta rotación.

Aunque los de Luis García Plaza tardaron media hora larga en empezar a poner distancia en el marcador tras un intentó de Antonio Sánchez que a un metro de portería remató al limbo y de Dani Rodríguez, gafado, cuyo cercano remate encontró la manopla del cancerbero, se encontraron con un paisaje cómodo, un terreno abonado para el lucimiento o, si así se quiere, la humillación de su visitante. Galarreta y Salva Sevilla se regocijaban en su capacidad de ordenar y mandar porque no hacía falta ni templar y la superioridad numérica bermellona se plasmó por la banda derecha donde Gámez, mucho más preciso que Sastre en sus centros, siempre tuvo el semáforo en verde para plantarse en los dominios riojanos, defendidos con un 5-3-1-1 que dejaba muchos huecos.

El Mallorca no tuvo necesidad de apretar el acelerador. El balón no duraba más de diez segundos en poder de su contrincante, que no enemigo, y pasaba de un pie a otro de sus futbolistas sin encontrar resistencia. El espectáculo se había terminado apenas empezar y la dinámica resultó paralela a la de un entrenamiento con «sparring», dibujo acentuado por la obligatoria ausencia de público. Solo había que esperar que lo poco que quedaba del contrario se licuara para navegar entre sus aguas hasta su inevitable rendición.