Un triumvirato sin herederos

En una época en la que todo parece efímero y las noticias precisan actualización casi sin tiempo de digerir su veracidad y su fuente, que en el mundo del tenis profesional siga reinando el triumvirato Djokovic-Federer-Nadal, dice poco en favor de los aspirantes al trono. El serbio, el suizo y el mallorquín aún imparten lecciones en pistas de hierba, tierra o sintéticas, sin que ninguno de los príncipes ose amenezar sus posiciones en el ranking.

Rafa se enfrenta a la ocasión de sumar una nueva corona, esta vez en el Open Usa. La sorpresa no es que Novak y Roger hayan sido apeados en rondas tempranas, sino que  a los Thiem, o Zferev ni se les espere y solo Medvedev, el último en llegar al ranking pueda redimir a los de su generación aun siendo inferior a los tres reyes. Al menos por ahora.

No sé si en todo ello tendrá algo que ver el rechazo que los más jóvenes sienten ante la menor sugerencia de sacrificio. A veces se llega demasiado rápido y con excesiva facilidad. Lo que poco cuesta, menos aun dura. Me pregunto si del cuarto abajo en el top ten de la ATP hay quien ha superado las lesiones físicas que han obligado a superarse al de Manacor, las psíquicas que tuvo que vencer el actual número uno que casi le obligaron a dejar el deporte o la intensidad, metodología y perseverancia que adorna, técnica aparte, a aquel de quien Miguel Angel Nadal dijo en su día, «no nació con un brazo, sino con una raqueta». Me temo que cuando el tiempo aplique su inevitable calendario, el futuro no será mejor que el presente que nos ha tocado gozar.