Vázquez Montalbán «in memoriam»

“Una religión en busca de un Dios” es el título del libro publicado dos años después del fallecimiento  del escritor Manuel  Vázquez  Montalbán, nacido en Barcelona en 1939 y fallecido en Bangkok a los 64 años. Entre el fútbol que amó, admiró y estudió el creador del detective de ficción Pepe Carvalho y el que contemplamos hoy, casi veinte años después, hay grandes diferencias.

No sé si lo malo per, al menos nada positivo hallamos en esta evolución que ha dejado atrás el deporte, incluso el espectáculo, para derivar en negocio. Ya no importa el buen juego, la competitividad entre los contendientes. Se impone la dictadura del resultado hasta en categorías formativas y crece la desigualdad entre los clubs basada en las enormes diferencias económicas que les separan, abonadas por las propias organizaciones profesionales y el reparto  del dinero que genera su principal cliente que ya no es el público, sino la televisión.

Nuestro ensayista supo ver el concepto religioso que prevalece en el corazón del aficionado como sustituto de valores más profundos. Ya nadie espera la aparición de un solo dios, sino que el universo futbolístico está poblado de infinidad de ellos -diosecillos- en variados rincones, capaces de permanecer mucho tiempo en los altares, pero también glorificados por un día, por un partido, por una solitaria acción llamativa. Se endiosan futbolistas de muchos “kilos” y pocos quilates y, celosos de su fama, escalan hacia el Olimpo entrenadores, presidentes y directivos, todos ellos imbuidos de un aura de seres superiores que se consideran escultores de tales deidades. Un Zeus aquí y otro allá, poblados de hijos por doquier.

Las competiciones se multiplican como setas en otoño, las instituciones nacionales e internacionales no cesan en su empeño de convocar nuevos campeonatos. Cada vez más ritos en más iglesias y más altares en los que adorar ídolos con pies de barro.  Ya no es “una religión en busca de un dios”, sino la caza de un solo objetivo: el becerro de oro.

Para muestra no un botón, sino dos: Vinicius y Gavi, pera no tirar en una sola dirección.