Y recuerdos del pasado
Aunque ha conocido mejores tiempos, citas y participantes, está bien que, como otras tradiciones, no desaparezca el Trofeo Ciudad de Palma de fútbol que, si bien no siempre fue así, añada como aliciente la presentación del nuevo Mallorca de cada temporada. Bueno, salvo sorpresa mayúscula, no tan nuevo. Cambio en el banquillo y un retoque, mínimo por desgracia, de la plantilla.
Si el traspaso de Kang in Lee, del que se cumple un año, se compensó con los fichajes de Sergi Darder y Larin, lo de Van der Heyden y tal dejémoslo a un lado, los doce millones, más o menos, que dejan en las arcas de Son Moix, o de Delaware, las salidas de Rajkovic, Gio y Amath no han hallado más eco que el millón y medio pagado por Mojica al Villarreal y los experimentos sin apenas coste, del japonés Assano y el mallorquín Mateu Jaume Morey. El escaso entusiasmo de la afición, más que justificado, tan fría con la campaña de refuerzos como caliente con las decisiones de Alfonso Díaz, el director financiero, no se helará del todo durante la fiesta que rodea el partido contra el Bolonia. Por suerte, o por desgracia, este público no es el del Betis, ni el Atlético o siquiera el Sevilla o el Espanyol.
Puesto que la información que trasciende no es más que la que se filtra oficialmente ante la sumisión periodística reinante, es difícil aventurar la existencia de gestiones que inviten a un mayor optimismo, especialmente si tenemos que creer las afirmaciones del CEO que, para poner guinda a su pastel, no solamente desaniman al más pintado, sino que le defraudan. Es lamentable que los mallorquinistas tengan que aferrarse a que se haya equivocado o mentido.