A un gol del ascenso

No me pareció el Racing el equipo que se temía ni comprendí cómo había ganado la liga del grupo II de Segunda B, con tanta facilidad. Al decir eso no quiero restar mérito al empate del Atlético Baleares, basado en una defensa ordenada y disciplinada que con su 4-4-1-1 tapó todas las vías de penetración a un anfitrión más experto que veloz y más conservador que arriesgado.

Ahora ambos necesitan marcar en un campo cuyas dimensiones y superficie no favorecen al visitante. Todo eso de las calderas, las encerronas y las ollas a presión siempre me han parecido cosa de aficionados, pero no creo que influya demasiado en el ánimo de los futbolistas, sobre todo aquellos que han vivido situaciones parecidas en numerosas ocasiones. En cambio estoy convencido de que marcar goles en este escenario es tan complicado para su propietario como para el invitado de turno. Si no te pillan en un renuncio, deciden las acciones a balón parado, suerte en la que Fullana tiene mucho que decir y no sé si los cántabros disponen de algún especialista parecido.

De otro lado no creo que Mandiola haya sufrido demasiado dolor de cabeza para suplir las bajas de los sancionados Hugo Diaz y Peris. Peor habría sido perder a Villapalos, Canario o el mencionado capitán.

La decisiva, aunque no definitiva para el derrotado, matinal del domingo será arbitrada por el madrileño Gálvez Rascón, David para más señas. Experiencia no le falta, pues lleva diez años, dos lustros, en la categoría y ya con 37 años. No sé si la designación es un premio o un examen, si bien es evidente que ha tenido mucho tiempo para aprender. No creo que sea de los que se complican la vida.