Ni con tres centrales ni cuatro delanteros el Mallorca fue capaz de invertir el signo de sus derrotas en campo contrario. Vicente Moreno cambió hasta tres veces de dibujo sin lograr que su equipo creara ningún peligro ante la portería local. Por el contrario, Reina en dos grandes intervenciones a remates francos de Machis y Foulquier evitó un castigo más severo para su equipo. En toda la primera vuelta un solo punto como visitante, pobre bagaje para un conjunto que parece fiar su permanencia a la continuidad de tres rivales aun peores.
ALINEACIONES:
Granada C.F.- Rui Silva (1), Víctor Díaz (2), Duarte (1), Germán (1), C.Neva (1), Montoro (2), Eteki (1), Puertas (0), Machis (1), C.Hernández (1) y Soldado (2).
Minuto 45, Azeez (1) por Montoro. Minuto 58, Foulquier (1) por Puertas. Minuto 83, Vadillo (-) por Machis.
R.Mallorca.- Reina (2), Gámez (1, Valjent (2), Sedlar (1), Raillo (1), Lago Jr. (0), Señé (1), Salva Sevilla (1), Kubo (1), Dani Rodríguez (2) y «Cucho» Hernández (1).
Minuto 61, Febas (1) y Lumor (1) por Salva Sevilla y Sedlar. Minuto 73, Abdón (-) por Señé.
ARBITRO:
Soto Grado (1), de La Rioja. Muy protestado por el público aunque no cometió errores graves. Sin embargo estuvo desigual en el aspecto disciplinario. Mostró tarjetas amarillas a Víctor Díaz, Eteki, Azeez y Soldado, del Granada y a Raillo, del Mallorca.
GOL:
Minuto 23, Montoro filtra un balón a Soldado entre Raillo y Sedlar que el delantero devuelva al punto de penalti donde el iniciador de la jugada llega completamente solo para marcar a placer. 1-0
COMENTARIO:
Lo que funciona no se debe tocar, pero ¿y si no lo hace?. La respuesta diverge entre hacer variaciones sobre el mismo tema, como en la música clásica, o cambiar totalmente de revoluciones. Vicente Moreno optó por esta segunda opción aunque nunca sabremos si lo hizo en busca de una salida a sus irredentos males en campo ajeno o forzado por la baja de Baba y, en menor grado, también la de Budimir. Cualquiera que fuera la razón no salió bien la idea de jugar con tres centrales y Lago Jr como falso lateral, lo que obligó a Raillo a escorarse demasiado hacia su flanco izquierdo dejando un espacio excesivo respecto a Sedlar que el Granada explotó durante toda la primera parte y por donde a la postre marcó el gol de su mínima victoria.
Rectificar no siempre es de sabios. Tardó demasiado en volver a su dibujo habitual al echar a perder una primera parte que resultaría vital. Si, reconoció la inutilidad del cambio al precio de colocar a Fran Gámez en el lado contrario y al marfileño, igualmente desacertado, por la otra banda. Y todavía hubo tiempo para una segunda vuelta de tuerca al ingresar a Lumor y regresar al estado natural de las cosas. Luego, el guión de siempre, toda la leña al fuego como si terminar con cuatro o más delanteros garantizara mayor cantidad de ocasiones y goles. Tanto movimiento para no disparar contra la portería de Rui Silva más que una vez en toda la segunda fase.
Una lectura fácil podría inducir a la confusión. Refugiarse en el abrumador aunque ficticio dominio visitante en busca del empate imposible equivale a escapar de la realidad y esta fue que al vencedor le bastó con un solo futbolista para desarmar el intenso entramado mallorquinista, tan rosa como el color de su pantalón. Montoro creó la acción del único gol de la mañana que rubricó él mismo, pero además se permitió destruir y crear sin que ningún contrario pudiera impedírselo hasta su lesión al borde del descanso. Busquemos pues en tal fatalidad el posterior control del juego por parte del peor forastero de la categoría, algo que obligó a los nazaríes a retroceder para asentar la gloria de su capitán. Sin él otro gallo cantó, pero no lo suficiente. La flauta sonó una vez, en Vigo, pero Hamelín no está en Son Moix ni se le espera.