Antes que Sevilla, hubo Madrid, Valencia y Elche e incluso Birmingham

No es por despreciar a nadie, pero me importa un bledo si Steve Nash viaja a Sevilla para sentarse en el palco de La Cartuja como accionista, muy minoritario, del Mallorca. Tampoco me interesaría lo más mínimo aunque tuviera más títulos de propiedad de los que tiene. Quienes deberían ocupar un asiento ya no de cortesía sino de agradecimiento, son Miquel Contestí en caso de que su salud se le permita, dada su avanzada edad; Mateu Alemany habida cuenta de los óbitos de Antonio Asensio Pizarro y el más reciente del Doctor Beltrán y, por descontado, Llorenç Serra Ferrer, entrevistado ante las cámaras de IB3 TV, Héctor Cúper, cuyo desprecio a los colegas de Ultima Hora no logro entender ni interpretar,  y Gregorio Manzano. Si Nash, Le Saw o el mismísimo Molango van a ir o dejar de ir me causa el mismo interés que si fueran a la final de la Superbowl en Minnessota.

Coincido con el presidente, Andy Kohlberg, en su franca apreciación al reconocer que el Athletic es favorito y el Mallorca el aspirante. Así sería en términos boxísticos. Los de San Mamés doblan el límite salarial autorizado con el que se trabaja en Son Moix, cuya capacidad se reduce a la mitad del Nuevo San Mamés por no comparar su número de abonados y en el área metropolitana de la capital de Bizkaya viven un millón de personas, no en la ciudad en si misma. Pero a un solo partido pueden ocurrir de todo. También el Atlético de Madrid, que además jugó en casa, y el Barcelona eran muy superiores sobre el papel, pero las pasaron canutas para ganar aquellas finales, uno en la prórroga y el otro en los penaltis, ambos, además, con arbitrajes más que discutibles.

Pero el conocimiento y reconocimiento de la historia es una de las asignaturas no aprobadas por los actuales propietarios de la SAD. Se equivocan al actuar como si el club no hubiera existido antes de su desembarco. Tal vez porque no quieren o quizás porque nadie les ha informado, por ignorancia o espúreo interés, de que lo que ellos compraron con dinero, otros lo mantuvieron vivo con mucho sudor y sacrificio.