Arbitros para la Supercopa de Arabia

Una de las medidas más absurdas es la de que un árbitro de fútbol no puede dirigir un partido a un equipo de su adscripción, pero si de su lugar de nacimiento. Partamos de la base de que cualquier debería poder arbitrar a a cualquiera, principio básico para aceptar su honestidad. Peor cuando la trampa de la ley permite que un cambio de residencia documentado, lo que no implica necesariamente realidad, permite a un madrileño pitar a los equipos de Madrid y así sucesivamente. ¡Menuda se iba armar si los titulares de juzgados ordinarios, no pudieran juzgar a sus conciudadanos!.

Pero puesto que la normativa vigente no impide que las apariencias engañen, el Comité de Arbitros ha decidido contribuir a la farsa de la Supercopa de Arabia, que se disputa entre equipos españoles, con una designaciones doblemente curiosas. Un colegiado de la capital, Ortiz Arias, ha sido designado para el Athletic-Barça y otro de Bilbao, De Burgos Bengoetxea, para la eliminatoria cruzada, es decir el Mallorca-Real Madrid. ¿Me siguen, no?. A la final irá uno del «régimen», faltaría más, Gil Manzano, lo que explica la segunda singularidad. ¿De verdad pretenden hacernos creer que los tres mejores de la categoría a día de hoy son este trío de enchufados?. ¿En serio que el tío que expulsó a Raillo en Vigo por su particular interpretación del reglamento y nula visión de la jugada, vuelve a pitar al Mallorca?.

Especulemos con que, consciente de lo poco que le queda en el convento, el jefe de la cosa, Medina Cantalejo, haya decidido hacerlo peor de lo acostumbrado para que la indemnización sea mayor.

No es que eso de la Supercopa de Arabia me intrerese demasiado, más bien todo lo contrario. Me parece un insulto a los aficionados de los equipos implicados, un robo sistemático a los que viajan de comparsa del Real Madrid y el Barça, que cobran tres o cuatro veces más, y una trampa a los futbolistas ilusionados en un título reservado a uno de dos que no es sino una pantomima para divertimento de los jeques y un buen montón de petrodólares que ingresar en las arcas de la Real Federación Española de Fútbol mediante invento no derogado, de Rubiales y Piqué.