IB3 como instrumento
La hipocresía humana no tiene límite, ni vergüenza. Quienes criticaron, con razón y dureza, la supervivencia de los medios de comunicación del Movimiento, diarios y emisoras de radio, hasta lograr su desaparición, no se escandalizan ante las televisiones públicas y autonómicas que vienen a cumplir la misma función: informar de acuerdo a los intereses de quienes las gobiernan.
IB3, donde no se puede decir que tenga amigos, aunque sí algunos conocidos, no es una excepción. Nació, indeseada e innecesaria, al servicio de Jaume Matas y ha sobrevivido hasta el día de hoy para contentar a los políticos adjudicatarios de su gestión. Igual que TV3, Canal 9, Canal Sur, Euskal Telebista, Tele Madrid, etc. Es decir, podemos llamarlo como queramos, pero todas actúan en base al mismo principio para que se crearon la Cadena Azul de Radiodifusión, la Red de Emisoras del Movimiento, la Cadena de Emisoras Sindicales (posteriormente unificadas en la Radio Cadena Española y, a su vez, integrada en la red de Radio Nacional de España), así como los periódicos alumbrados bajo el Régimen de Franco.
IB3 fué creada para seguir las directrices emanadas de los sucesivos gobernantes autonómicos y, en un segundo plano, contentar a productoras locales afines o constituidas en grupo de presión. Uno de sus directores generales se jactaba frecuentemente en público de sostener los balances de determinadas empresas periodísticas. Pero al margen de proporcionar pingües puestos de trabajo a profesionales más o menos cualificados, ¿que ha aportado a la sociedad balear?.
En Menorca e Eivissa ni la nombres. Y en el conjunto de las Islas unos informativos anodinos y superficiales, cuatro programas a escala de imitación pobre y descarada de programas de otras televisiones de alcance nacional y un despliegue costoso e injustificado para dar cuenta de ferias y fiestas patronales de pueblos y villas. Eso si, sin descartar la repetición permanente de las obras de Xesc Forteza o su desafortunada y actualizada clonación, ¿o reencarnación?, en Agustín el Casta.
IB3, en definitiva, no ha superado siquiera las barreras de una televisión local, digna, que tampoco la hay, a un coste inasumible para una Comunidad del tamaño y presupuesto como la nuestra. Las disputas parlamentarias que genera ahora mismo, no suponen más que la lucha encarnizada no por el cambio de modelo, cual pretenden vender, sino por el relevo de su control o, lo que es lo mismo, la continuidad del engaño.