El Mallorca perdió en Valencia, sin ser inferior en la primera mitad, debido a dos penaltis bien señalados, ingénuo el primero de ellos, contrarestados anteriormente con sendos remates al palo de Budimir y Lago Jr que le habrían puesto por delante. El segundo hundió a los de Vicente Moreno que se hundieron moral y físicamente aunque aguantaron el tipo y salvaron su imagen hasta el pitido final. No ganó el mejor, pero si el más efectivo.
ALINEACIONES:
Valencia C.F.- Cillessen (1), Wass (1), Garay (1), Diakhaby (1), Gayá (1), Parejo (2), Coquelin (2), Ferrán (1), Guedes (0), Gameiro (1) y Rodrigo (0).
Minuto 62, Maxi Gomez (0) por Rodrigo. Minuto 72, Cheryshev (1) por Ferrán. Minuto 82, Kang-in-lee (-) por Gameiro.
R.Mallorca.- Reina (1), Sastre (2), Valjent (1), Raillo (0), Lumor (0), Baba (2), Salva Sevilla (1), Dani Rodríguez (1), Febas (2), Lago Jr. (1) y Budimir (0).
Minuto 63, Trajkovsky (1) por Febas y Salibur (1) por Dani Rodríguez. Minuto 78, Kubo (-) por Budimir.
ARBITRO:
Alberola Rojas (3), del Comité de Castilla la Mancha. Impecable. Un pequeño error en una línea de fondo no empaña su labor. Mostró tarjeta amarilla a Lago Jr y acertó en la sanción de los dos penaltis contra el Mallorca.
GOLES:
Minuto 42, Coquelin entre en al área en paralelo al palo, se adelanta el balón y Raillo, superado, le derriba cerca de la línea de fondo cuando el atacante se quedaba sin opciones. Parejo transforma el lanzamiento a la izquierda de Reina, engañado. 1-0
Minuto 55, Coquelin pone la cabeza al rematar un saque de esquina y Lago Jr. con la mano arriba toca la pelota. De nuevo Parejo marca de tiro a más de media altura, esta vez a la derecha del portero. 2-0
COMENTARIO:
El Valencia solo fue superior al Mallorca, eso si muy superior, en la segunda parte. No se impuso en el terreno de juego antes del descanso, pero si en el marcador que abrió gracias a una ingenuidad impropia de un defensa de la experiencia de Raillo al cometer un penalti innecesario que permitió a los locales decorar el lance como probablemente se habían imaginado.
Los visitantes encararon el compromiso sin complejos, mejor colocados sobre el terreno de juego, con llegadas por ambas bandas que generaron ocasiones de gol frustradas por los postes resguardados por Cillessen. Baba y Salva Sevilla mandaban en el centro del campo mientras Febas y Dani Rodríguez ocupaban la línea de tres cuartos. Los de Marcelino, henchidos de menosprecio al recién ascendido, cedían demasiados metros y accionaban una especie de ruleta rusa que no les condenó por verdaderos caprichos del destino. Sastre abrió el surco de una autopista para encararse con Gayá, Lago Jr inquietaba por el lado opuesto pero, nada es perfecto, Budimir carecía de pólvora. Pero en tenis o en pádel impera la teoría de que se gana más por los errores no forzados del rival que por aciertos propios, dicha ley no escrita ni certificada se trasladó desde la tierra batida al césped.
Dos sanciones máxima en menos de un cuarto de hora acabarían con cualquiera y mucho más con una escuadra intensa, valiente pero inexperta. Sendos golpes, los únicos asestados por el vencedor, que rubricaron la sabiduría popular mallorquina: “arrancada de cavall, arribada d’ase”. La emoción, el intercambio de golpes y las buenas sensaciones del principio derivaron en una recta final de verbena. El técnico local aguantó contra todo pronóstico a Guedes, relevó a un inédito Rodrigo a modo de ¿despedida? y solo animó a la grada con la postrera entrada del coreano Kang-in-lee, como una concesión a la galería. Pero no ganó la contienda, sino que la perdió su contrincante. Para anécdotas las sustituciones de Febas, de lo mejor, y un desdibujado Dani Rodríguez, en beneficio de Trajkovsky, Salibur y Kubo, otro toque exótico sin carga de profundidad. La partida la decantaron Parejo y Coquelin y es que, por mal que a uno le puedan ir las cosas, disponer de recursos suficientes para depender de uno mismo transforma el panorama más feo. Y el Mallorca, entregado a la tarea sin regatear esfuerzo, no los tiene. Al menos por ahora.