Crítica imprescindible
Mantengo desde hace tiempo que la crítica favorece el avance. Magnificar las victorias sin analizarlas en profundidad o minimizar la importancia de las derrotas desviando la atención sobre la mala fortuna, las actuaciones arbitrales u otras incidencias ajenas, conducen al mismo lugar: el fracaso.
Esta semana ha venido como anillo al dedo el ejemplo del Real Madrid. Después de una tímida reacción en la liga se dispararon los elogios, prolongados por el resultado obtenido en el Amsterdam Arena contra el Ajax que obró el milagro de convertir en hazaña un partido horroroso, dominado de principio a fin por los holandeses. La euforia, el fanatismo y la parcialidad disfrazaron la realidad hasta el límite de aplaudir una decisión equívoca del VAR. Esto era mejor que reconocer la fortuna de la mala visión del ayudante del vídeo, como también se ignoró el penalti a favor decretado en el Wanda Metropolitano en una falta cometida fuera del área.
Y pasó lo que tenía que pasar, que llega un modesto Girona y les baja de la nube. Y de repente Solari se vuelve malo y Marcelo un paquete, entre otros. Cuando el «forofismo» se impone al criterio en todo el entorno, el mensaje no cala y el mensajero hace el ridículo.