De bruces con la realidad (0-1 en Son Moix)

El Mallorca se reencontró a si mismo ante el Betis. La excepción de la Copa confirmó la regla de su propia verdad. Todo su bagaje ofensivo a lo largo de casi cien minutos de juego, fueron dos cabezazos de Abdón, inexistente más allá de los mismos, uno al travesaño y otro, excesivamente cruzado, fuera. Altimira en el minuto 45, encontró petróleo en un tiro desde fuera del área que, cerca de la escuadra, Rajkovic llegó a tocar sin poder impedir que se colara cerca del ángulo superior.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Rajkovic (1), Gio (2), Valjent (1), Raillo (1), Nastasic (1), Lato (0), Samu (1), Morlanes (0), Sergi Darder (1), Larin (0) y Abdón (0).

Minuto 35, Mascarell (1) por Samu, lesionado. Minuto 57, Muriqi (0) y D.Rodríguez (0), por Valjent y Larin. Minuto 79, J.Costa (-) por Lato y Llabrés (-) por Larin.

R.Betis.- Rui Silva (1), Bellerin (1), Pezzella (1), Sokratis (1), Abner (1), Johny (1), Altimira (1) Luiz Henrique (2), Isco (2), Assane (0) y Fekir (1).

Minuto 45, Visus (1) por Pezzella y Rodri (2) por Assane. Minuto 66, W.José (1) por Fekir. Minuto 83, J.Cruz (-) por Luiz Henrique.

ARBITRO:

Iglesias Villanueva (0), de Galicia. Aparte de cometer algunos errores de apreciación aparentemente intrascendentes, cometió uno de mayor calado al ignorar un plantillazo de Johny sobre Samu al que abrió un agujero en su rodilla izquierda y tuvo que abandonar el campo. No mostró ni tarjeta que, como mínimo, debió ser «naranja». Alargó el primer tiempo siete minutos debido a múltiples interrupciones al precisar atención médica algunos jugadores y solamente cinco el segundo, que también exigía más. Solo 6 faltas a favor del Mallorca por 14 en contra, un dato irrelevante a pesar de todo.

GOL:

Minuto 45, Fekir deja el balón a los pies de Altimira en la frontal del área y este lanza un disparo potente y colocado al que no puede llegar Rajkovic aunque, en su estirada, llega a rozar el balón. 0-1

20.051 espectadores

RESACA COPERA

Las fiestas terminan con resaca y las copas con dolor de cabeza, por no hablar del hígado. Precisamente ahí golpeó el Betis, donde más duele, con más cabeza que su anfitrión para lograr su segunda victoria lejos del Villamarín en lo que llevamos de liga. El Mallorca solamente ha sumado tres en veintidós jornadas y está a los mismos partidos, dos, de una final de Copa como de las posiciones de descenso.

No es cuestión de mala suerte, aunque los de Pellegrini la tuvieran de cara. La fortuna de uno no siempre contrasta con el infortunio del otro. Los verdiblancos anduvieron perdidos durante los diez primeros minutos y replegados en los diez últimos, pero entre ambos períodos tuvieron el partido donde querían: la pelota en su poder y, sobre todo en la segunda parte, ya con el marcador a favor, presionar la nula capacidad local para iniciar el juego desde atrás, forzándole a lanzar pelotazos imprecisos a cuyo alcance acudían en desventaja tanto Larín como Muriqi.

Fue un monólogo de calma y posesión para la que se bastaron Luiz Henrique e Isco, uno en cada banda, como contraste a las inconsistentes subidas de los laterales, Gio mejor que Lato, para tirar balones bombeados fáciles para la zaga andaluza y sin llegadas en segunda línea por parte de Morlanes, otra vez desaparecido, o Sergi Darder voluntarioso pero lento y necesitado de demasiados toques para controlar, concebir y enlazar.

Si le damos la vuelta a la conclusión, puede que el Betis no mereciera ganar pues no inquietó a Rajkovic más que en el gol, pero el Mallorca no se hizo acreedor ni a ese empate que tanto le gusta y sostiene la figura de un técnico, Aguirre, catedrático el miércoles ante Michel, el del Girona, y alumno de Pellegrini tres días después. Si su especialidad es, como manifestó el viernes en rueda de prensa, rebajar la euforia, la cruda realidad dicta la ineficacia de su método.