De la cerámica a la alfarería

De los siete partidos disputados por la mayoría, el Alcorcón solo ha participado en cinco. Positivos por coronavirus, que han resultado falsos, obligaron a aplazar sus encuentros contra la Ponferradina en Santo Domingo y el Sabadell en la Nova Creu Alta. Su derrota frente al Zaragoza se decidió en los despachos y por alineación indebida. Le ganaron al Tenerife, que baja mucho en sus salidas, y es complicado hacerse una idea de la capacidad del equipo alfarero, siempre luchador e incómodo, modesto tanto en presupuesto como en aspiraciones y, por lo tanto, parco en fichajes.

Las convocatorias actuales de hasta 23 futbolistas parecen excesivas, equivalen a citar casi a toda la plantilla. Por eso en el Mallorca llama la atención que viajen tres porteros, Leo Román además de Reina y Parera, e incluso que Fran González se una a la lista a la que se reincorpora como principal novedad Luka Romero sin relación con las bajas de Baba y Murilo por distintas molestias. La lesión de Sedlar ya era de dominio público desde el pasado jueves. Sin duda Luis García Plaza tendrá una explicación, aunque nadie se la pregunte.

Particularmente no creo que un Alcorcón-Mallorca interese mucho a los espectadores de la televisión asiática que sea. Igual me equivoco. No sé. El hecho es que el hecho de trasladarse al lunes se debió en principio a las dudas generadas por los PCR efectuados a los jugadores locales.

Arbitra el riojano Ocón Arraiz, árbitro de efímera presencia, un año, en primera división en la temporada 2016-17. Ya veterano, 40 años, cumple su décima temporada en Segunda, el más longevo de la categoría junto a Arcediano Monescillo. No es un mal árbitro pero con un defecto, a veces tarda demasiado en llevarse el silbato a la boca. Las ha visto de todos los colores y no es fácil engañarle. En una vida anterior pitó al Mallorca contra el Tenerife en Palma (4-1) y en el Heliodoro Rodríguez (2-2) que terminó con expulsión de Estupiñán en el minuto 86.