De penalti y «penaltito» (1-2)

El Mallorca perdió su primer partido desde el llamado punto fatídico. Dos penaltis cometidos por Battaglia, el primero clarísimo e inexistente el segundo, sentenciaron la victoria de un Real Betis dominador en la primera parte y dominado tras el descanso. Muriqi, de espléndido cabezazo en semi escorzo había alentado la esperanza de un empate entre ambos castigos al rematar un centro pasado de Kang-in Lee.

ALINEACIONES:

R.Mallorca (1).- Rajkovic (1), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (1) Copete (1), Jaume Costa (1), Battaglia (0) Grenier (0), Kang.in Lee (1), Dani Rodríguez (0) y Muriqi (1).

Minuto 63, A.Sánchez (1) por Grenier. Minuto 78, Abdón (0) por Dani Rodríguez y Baba (1) por Battaglia. Minuto 86, Lago Jr. (-) por Copete.

R.Betis (2).- Rui Silva (1), Ruibal (2), Pezzella (2), Edgar (1), A.Moreno (1), W.Carvalho (2), Guido (1), Rodri (1), Fekir (2), Juanmi (2) y B.Iglesias (1).

Minuto 63, Rober (1) por Rodri. Minuto 78, Pol (1) por B.Iglesias. Minuto 87, Loren (-) por W.Carvalho.

ARBITRO:

González Fuertes (0) de Asturias. No vió el primer penalti, clarísimo, que tuvieron que señalar desde el VAR y se sacó de la manga el segundo en un choque entre Battaglia y Fekir en un rincón del área. Impotente para imponer su labor, exhibió hasta 13 tarjetas amarillas, muchas de ellas por protestas: Raillo, Valjent, Maffeo, J.Costa, Grenier y Dani Rodríguez, bermellones, así como Rui Silva, Pezzella, W.Carvalho, Guido, Rodri, Fekir y Juanmi, béticos. 14 faltas a favor de los locales y 16, incluidas las penas máximas, para los visitantes.

GOLES:

Minuto 6, Battaglia se lleva con la mano un balón dentro del área. Sigue el juego, pero avisan al colegiado desde la cabina de vídeo arbitraje. Borja Iglesias transforma por el centro. 0-1

Minuto 56, centro pasado de Kang-in Lee al segundo palo, donde Muriqi gana la espalda de la defensa y cabezea lanzándose en plancha. 1-1

Minuto 72, Fekir intenta burlar a Battaglia junto al vértice del área, este le tapa con el cuerpo, el atacante cae al suelo y se decreta penalti. Repite Borja Iglesias esta vez de tiro alto a la derecha de Rajkovic.

15.579 espectadores.

CHOQUE DE REALIDAD

Dejémonos de sensaciones y voluntarismo. Los jugadores locales, con su técnico al frente, recibieron ayer un aviso de lo que les espera esta temporada en una categoría que exige algo más que entrega y tesón. Eso incluye la posibilidad de un mal arbitraje, sobre todo si uno se inscribe en el grupo de los modestos. Y falta mucha calidad, muchísima, en esta escuadra de la que podríamos justificar su improvisada confección de no ser que enfrente tenía a un rival con solo 17 jugadores convocados, plagado de suplentes y futbolistas cambiados de sus posiciones habituales, sin la mitad de sus titulares si consigue inscribirlos.

Habían transcurrido 20 minutos y aun no habíamos adivinado a qué juegan los de Aguirre, salvo a reforzar su retaguardia y retorcer su infantería. El mismo dibujo 5-3-1-1 para enfrentarse a un enemigo diferente. Todos lo serán. La novedad, esperada por simple deducción, una posición más adelantada de los laterales, Maffeo y Jaume Costa, convertidos en extremos cuyos centros buscan un destino fijo: la cabeza de Muriqi. La encontraron una vez, ya con el marcador adverso, a riesgo de facilitar al rival la ocupación de los espacios generados a la espalda de los citados, no siempre cubierta a tiempo por Valjent y Copete.

El Betis tenía el balón. Juanmi, entrado en diagonal, pudo marcar dos veces. Los de Pellegrini, limitados, huían del fútbol directo y triangulaban sin  agobios confiados en el poderío de W.Carvalho y la técnica de Fekir para el manejo de la pelota y sus movimientos entre líneas. Era un gato, ayer extrañamente vestido de azul, con un ratón colorado, aunque no de los de Jesús Quintero.

Pero no hay virtud sin pecado y los de Heliópolis encararon el segundo tiempo henchidos de confianza y demasiado especulativos. Había barbas a las que subirse y el Mallorca lo intentó. Fueron amagos más que golpes, pero alcanzaron para asestar uno que ponía tablas en el marcador. Por unos instantes el paisaje pareció cambiar. Ya era tarde para que la escuadra forastera retomara el mando frente a un anfitrión carente de ideas, aunque envalentonado. Fekir, con la ayuda del criterio arbitral, resolvió las dudas. Otra vez la decepción, la desilusión, la derrota. El resto no dio ni para le épica, si acaso para el patadón a la olla y los «uyes» de rigor.