De ver al VAR
En el blog de ayer no insistí mucho en la aplicación del VAR, sino en la inutilidad y nula incidencia de las novedades reglamentarias que la FIFA introduce sin repercusión de ninguna clase en la mejoría ni la calidad del espectáculo.
Ya que la Premier ha abierto la espita de su abolición, no estaría de más darle un vuelta a tanta pantallita a pesar de la certeza de que, de llegar, la Federación Española será la última en hacerlo desaparecer. Primero porque los árbitros cobran una pasta extra, además de la gansa que ya perciben, y también porque la imperfección tecnológica abona la relatividad de los criterios.
Las acciones en las que se ha de actuar desde la cabina de vídeo arbitraje están muy claras, aunque no siempre se atienen a ellas. No ayuda para nada el cachondeo que se traen con las manos en el área, sujetas a unos filtros que pasan desde el perdón si están apoyadas en el suelo, la distancia de separación del cuerpo y a la voluntad de interponerlas en la trayectoria del balón. Ahí y en otras faltas surge aquello para lo que no se creó el VAR: la interpretación.
Miren ustedes, las cámaras registran casi siempre fielmente, ángulos y tomas por otra parte, las imágenes objeto de duda. Lo que nunca serán capaces de transmitir es la intención ya sea del infractor o de la víctima. Eso de que «el árbitro de VAR considera que el empujón no es suficiente», corresponde juzgarlo al principal, no al señor de la cabina. Eso de que solo se debe llamar la atención del colegiado si se han producido errores manifiestos es un cuento chino. Otro de tantos.
No hablemos de las líneas del «off side» que no solo dependen del momento en el que paras la imagen y las tiras, sino de que hemos llegado al paroxismo de invalidar goles o ataques porque el delantero de turno tiene la uña del dedo gordo más adelante que el defensor. ¡Pobres de los rematadores con nariz aguileña!, o el codo desplazado que, por cierto, no puede ser utilizado en ningún caso.
Si la Federación británica, junto a la Premier, seguro que los jugadores y los propios árbitros han decidido estudiar de nuevo el asunto se habrán basado en sus experiencias o, mejor dicho, experimentos. En cuanto a España, mucho VAR y después no se puede saber si la pelota ha traspasado o no la línea de meta. Un gran amigo mío, colega de profesión, al que hoy no nombraré para que no le cosan a «tweets» de esos o «posts» como se les llama ahora, siempre clama: «¡directivos de fútbol y políticos, lo «mejor» de casa casa»!.