Ducha de nieve (0-1 en Son Moix)

Un gol anulado por exceso de celo en el VAR en el minuto 96 no puede ocultar los defectos exhibidos por el Mallorca ante un Elche diezmado que, con un gol de Lucas Boyé en el 88, sumó su primera victoria fuera de casa de todo el ejercicio. El público, momentáneamente consolado con el empate virtual, recibió, igual que el equipo, una ducha de agua tan helada como la nieve caída durante la semana en la Serra de Tramuntana.

ALINEACIONES:

RCD Mallorca.- Rajkovic (3), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (1), Copete (1), J.Costa (1), Galarreta (2), D.Rodríguez (1), Kadewere (1), Kang-in Lee (2) y Muriqi (1).

Minuto 58, Abdón (1) por Kadewere. Minuto 82, Augustinsson (-) y Amath (-) por J.Costa y D.Rodríguez. Minuto 84, A.Sánchez (-) por Kang-in Lee.

Elche CF.- E-Badía (2), Carmona (1), Palacios (1) Verdú (2), Bigas (2), Clerc (1), Mascarell (1), Gumbau (1), Fidel (1) Nteka (1) y Lucas Boyé (2).

Después del descanso Tete Morente (2) por Carmona, a los 58 minutos Ponce (1) por Nteka, a los 66, R.Guti (1) por Fidel y a los 73, D.González (2) por Verdú, lesionado.

ARBITRO:

Munuera Montero (2), de Jaén. Llevó bien su labor, excepción hecha de perdonar una segunda amarilla a Nteka, hasta la última jugada, que le convierte en la excusa perfecta para no pasar de un mal resultado a otro peor. Amonestó a Nteka y Carmona, del Elche y a Raillo, Copete y Muriqi, del Mallorca, a cuyo segundo entrenador, Toni Amor, expulsó tras anular el postrer tanto local. Marcó 12 faltas contra el Elche y 17 contra el Mallorca.

GOL:

Minuto 88, Lucas Boyé, incomprensiblemente libre de marca, fusila literalmente a Rajkovic con un zapatazo a la escuadra a la salida del séptimo saque de esquina favorable a su equipo. 0-1

14.065 espectadores

EL CHIVO EXPIATORIO

Magnificar algunos triunfos, no los obtenidos sobre el Real Madrid, el Atlético o el Villarreal, pero si los alcanzados contra el Valladolid o el Almería en Son Moix, al tiempo que se justifican las derrotas, borra cualquier efecto de motivación que utilice el entrenador para estimular a sus jugadores ante un equipo inferior. No, al contrario del interés verbal mostrado por Javier Aguirre en la víspera, su equipo no jugó como contra ninguno de los grandes y un arranque fuerte en busca de abrir el marcador acrecentó un complejo de superioridad frente a un colista plagado de bajas que tardó medio partido en comprobar que su fiero anfitrión no era tan feroz como lo pintaban.

Salió el Elche con cinco defensas en la que un lateral, Palacios, actuaba como central y un carrilero, Carmona, hacia las veces de defensor. Con tres hombres en el centro a merced de los cuatro del Mallorca, le costaba frenar sus avances al precio de renunciar al contraataque por incomparecencia. Aún así Edgar Badía no fue sometido a prueba más que en disparos lejanos de Dani Rodríguez y Kang-in Lee que encontraron respuesta en el cancerbero franjiverde.

Se avecinaba una tarde plácida, cuestión de paciencia que, se les fue acabando a los locales a medida que el cronómetro marcaba su paso inexorable. Eso a pesar de que Muriqi, demasiado alejado del área, apenas intervenía en el juego inspirado por Galarreta y conducido por Kang-in Lee hasta que Pablo Machín, técnico visitante, movió ficha tras el intermedio. Tete Morente, que tampoco es lateral, suplió al amonestado Carmona, pero no renunció a pisar territorio enemigo bajando la alegría del coreano y, más importante, obligando a Jaume Costa a redoblar su esfuerzo. De ahí empezó el cuadro visitante a desplegar sus alas, exhortado por el bajón físico de Dani Rodríguez y el manifiesto error de sustituir a Kadewere, que abría espacios con sus constantes movimientos y superioridad en balones aéreos, por un Abdón estático y perdido.

La creciente presión ilicitana, coincidente con el nerviosismo que el reloj inyectaba en los bermellones, obligó a Rajkovic en muy meritorias intervenciones como advertencia de lo que estaba por venir. El Elche ya no solo creaba peligro, sino que defendía con comodidad. Se mascaba el empate inicial cuando se olvidaron de Lucas Boyé quien, a dos minutos de los noventa, rompió las quinielas y la red de la meta resguardada por el serbio. Hay delanteros a quienes no se les puede dar una oportunidad y menos en un córner.

En la última jugada, la tormenta. El gol del «Pirata» parecía disfrazar la derrota con el manto leve de un empate. Una falta inapreciable en el campo pero detectada por Medié Jiménez en la cabina de vídeo, forzó al colegiado a devolver el marcador a su sitio. El manotazo y agarrón de Maffeo al inicio de la acción existen, aunque poco tiene que ver con el posterior desarrollo de la acción. Pero achacar cada tropiezo a una decisión arbitral es peor que reconocer la derrota para retomar el camino de la victoria y dejarse de vanos sueños europeos reñidos con la realidad más evidente.