El club del desamor
La excelsa cantaautora murciana Mari Trini ya lo escribió en una de sus más delicadas canciones:
«Amores se van marchando como las olas del mar
Amores los tienen todos pero ¿quién los sabe cuidar? El amor es una barca con dos remos en el mar Un remo aprieta en mis manos, el otro lo mueve el azar»Nos vale todo, menos la última línea que, sin perder la rima debería decir:
Un remo aprieta en mis manos, el otro lo mueve el VAR
Arrasate, el entrenador del Mallorca, ha confesado su desamor respecto al fútbol. En este mismo blog escribíamos el pasado día 18 de enero: «Nos llaman nostálgicos, pero se equivocan; más bien estamos decepcionados. Nos gustaba el fútbol y nos aferramos a sus principios básicos infelizmente despreciados y desterrados de los terrenos de juego». Bienvenido al club, Jagoba.
El manejo o manipulación del VAR es causa de divorcio inmediato, aunque hay otras. Conviene que aquellos que siguen casados con el negocio en curso, sepan que el cuerpo de árbitros designados para las cabinas VOR, está formado en su gran mayoría por aquellos que han descendido de categoría, se han retirado por edad o les han jubilado por díscolos. Es como si dieran licencia de arquitecto a un maestro de obras al que se la caído una finca. El resto son los que no han recibido nombramiento para la jornada en cuestión, pero cobran 2.000 euros de plus por cada vez que prestan el mal servicio de interpretar a través de una pantalla la intención de un futbolista.
Saquemos cuentas. Un colegiado de primera división no internacional que cobra un sueldo fijo de 12.000 euros mensuales, percibe además 4.000 por partido arbitrado, dietas aparte, y la mitad por hacer el ridículo vistiéndose de árbitro para ver el partido por la tele en un cubículo con calefacción o aire acondicionado, según la época del año. Es decir que un tipo que se equivoca hasta viendo la jugada repetida cuantas veces quiera, de ahí el fuera de juego automático, se gana de 20 a 25 mil «euracos» cada treinta días, 28 en febrero, de agosto a junio. Pongan la calculadora en «on». Los internacionales no menos de 7.000 más por cada salida. Uno de ellos Alberola Rojas, el que expulsó a Mascarell por una falta que no vió, con la ayuda de Trujillo Suárez, descendido hace varias temporadas y en segunda división como último destini previo, que dedujo que el agarrón por la camiseta de A.Ortiza, del Betis, a Dani Rodríguez en el área ni siquiera se la rompió, por lo que no debió ser tan fuerte.
La verdad es que no nos sorprende que a Jagoba Arrasate se le «haya roto el amor», Rocío Jurado le diría que tal vez haya sido «de tanto usarlo».