El ejemplo de la Real Sociedad

¡Qué envidia!. El 86 por ciento de los socios de la Real Sociedad de San Sebastián han votado no aceptar la publicidad de una casa de apuestas en las camisetas del equipo. Igualito que el Mallorca, que no solo la lleva sino que sus socios, abonados más propiamente dichos, no pintan una regadera. Si no pregunten a aquellos que reivindican la apertura total de la grada de sol o reclaman servicios de bar en la tribuna norte. Entre otras cosas, claro.

Ni Maheta Molango ni sus jefes, estos últimos desde su cómodo refugio en Arizona y demás, han entendido jamás la necesidad de la conexión con sus aficionados. Es más, si pudieran hacerlo evitarían al público. Solo les sirve de coartada para explotar un negocio que se hace a través de la televisión y con los movimientos de jugadores. Lo malo, por no decir lo trágico, es que los mallorquines tragamos lo que nos echen, al contrario de lo que acaban de hacer en Donost, con  tal de que el dinero lo ponga aunque fuera el mismísimo diablo en persona.

Pero no vale todo o no debería. La ludopatía no es un vicio, sino una enfermedad que ha cercenado muchas vidas y corroído numerosas familias. Las casas de apuestas la fomentan por acción u omisión y ante la parsimonia de los legisladores, en definitiva de las autoridades políticas, se cuelan en los hogares y en las mentes de los más jóvenes con falsos mensajes de riqueza fácil. Los txuriurdin han predicado con el ejemplo. Aqui con el espejo cóncavo.