El fútbol infectado de nuevo

No tengo la menor idea de las causas, consecuencias, efectos y remedios en relación al Covid. Obvio. No sé si las mascarillas funcionan o no, la distancia social, ni sí es bueno o malo reducir, como en otros países, los días de cuarentena. Salvo la vacunación, no veo qué más se puede hacer. Lo que si me temo es que llenando estadios y lugares más o menos cerrados o abiertos, tampoco se va a arreglar nada.

Los futbolistas infectados al regreso de sus vacaciones navideñas han sido muchos. El público teme por un nuevo cierre o reducción de aforos en las gradas. Lo primero es la salud y, salvo médicos o epidemiólogos que levante la mano quien sepa de verdad, no solo crea conocerla o defienda intereses particulares, si sería bueno aplazar la liga o retomar partidos a puerta cerrada.

Lo que si tengo claro es que no hay fechas y en enero entran en liza liga y Copa, que eso sería secundario en caso de ser aconsejable echar el freno y que, en definitiva, lo que no se puede hacer es suspender unos partidos y celebrar otros. Todos moros o todos cristianos. El reglamento indica que hay que jugar mientras haya siete jugadores del primer equipo disponible, pero estas normas no se dictaron para pandemias como la que atravesamos.

Apelemos al sentido común y tomemos las medidas oportunas para garantizar al máximo la salud de todos, sea para casos graves o por muy leves que nos los pinten.