La montaña de enero
A esta patraña de lo que llaman el mercado de enero o de invierno, le quedan dos días. Otro invento de la FIFA para mover dinero aunque, en este caso, más en beneficio de los agentes que de los clubs. Hace años que al Mallorca no le sale bien, aunque hemos de reconocer que tampoco es que en verano se luzca demasiado. En este primer mes del recién nacido 2025, no ha movido ficha, como si tuviera suficiente con lo que hay, más que para despedir al pobre Van der Heyden, cuyo fichaje ha generado más perjuicio que causa, por ejemplo la baja de Nastasic, un defensa central que ya le hubiera venido bien a Arrasate para tapar las ausencias, por sanción o lesión, de Valjent o Raillo. Un fichaje, el del belga, contrario al objetivo del accionariado: la buena inversión.
Diez goles en contra sin ninguno a favor es el balance del primer equipo en una época marcada por su eterna cuesta, montaña ya, contra los elementos. Aun así, las únicas altas registradas de compras en las rebajas, se han ido al Mallorca B, como si a estas alturas del guión su lamentable temporada tuviera remedio. Claro que, si a los propietarios les importa un rábano, para qué nos vamos a meter. No obstante retengamos en la memoria que el juvenil División de Honor, que se proclamó campeón de España de la categoría, se ha diluido al ritmo de la cucharilla con la que lo hace el azúcar en el café, meneada con sabias manos.
Como colofón al teatro inaugural del primer cuarto del siglo en curso, el sábado visita al Atlético de Madrid en el Metropolitano, antes la Peineta y no sé cuántas marcas japonesas de alguna máquina. Habrá que permanecer atentos al VAR. Del BAR o el restaurante cerrado por Presuntuoso, ya se ocupa el director de negocio, el denostado Alfonso Díaz, que ha presentado orgullosamente una nueva sala de conferencias en la que se ha presentado un equipo ciclista. Por ahí debe venir lo de la multinacional.