El síndrome del lateral zurdo

Particularmente nunca he entendido que el mercado de fichajes se prolongue más allá del comienzo de una competición oficial y menos aun que cualquier futbolista pueda ser contratado por más de un club dentro de la misma categoría y liga. Lo que si se aplica en el caso de los entrenadores con bastante lógica, debería regir en el caso de los jugadores por mucho que las funciones y capacidad de influencia sean distintas. Pero está claro que los intereses comerciales imperan sobre la transparencia de los campeonatos.

No es menos cierto que en la temporada 2020-21 concurren circunstancias especiales debido a la pandemia del coronavirus en curso. Aun así inscribir nuevas fichas después de tres jornadas, a finales del presente mes de septiembre, supone conceder una anchura de manga tan impropia como exagerada. Y lo que no se debería tolerar para el verano, tampoco tendría que ser consentido en el mercado de enero.

La antesala de la noticia indica que en la intensa búsqueda de un lateral izquierdo, el Mallorca persigue no solo a uno, sino a dos: Cufré y Oliván. Un contrasentido y un tapón para la evolución de Rafael Obrador e Iván Bravo, probados por Luis García Plaza en este pretemporada que acaba de finalizar. No seré yo quien calibre las posibilidades de futuro de los dos chicos del filial, pero frenar su progresión con el ex jugador del Cádiz cuya experiencia en segunda división choca con un rendimiento de curva descendente no es síntoma de buena perspectiva en cuanto a planificación del mañana. Vale el argentino, pero reducir plantilla está reñido con la suma de cuatro laterales del mismo lado.