El techo está cerca

Solo a cambio de un sustancioso contrato, Pablo Ortells se pudo plantear el cambio de un cómodo despacho en Villarreal a las órdenes del hijo del presidente por otro bastante más arrinconado en la planta noble de Son Moix bajo las restricciones económicas impuestas desde Arizona y vigiladas por el director de operaciones, Alfonso Diez. Lo saben hasta en Fernando Poo.

Es evidente que los americanos han alcanzado el tope de la inversión que calcularon para hacerse con el Mallorca y pretenden su supervivencia en base a los recursos que sea capaz de generar. Una decisión impecable desde el punto de vista empresarial y administrativo. Sin embargo ni ellos ni nadie esperaban la crisis desatada por la aparición del bicho que, se quiera ver o no, ya ha causado estragos.

No se engañen, el Barcelona sabe que ha perdido a Messi y, a mayores, lo que intenta es llegar a un acuerdo para que la operación parezca un traspaso y le reporte un dinero que necesita para fichar a otros jugadores. Por su parte el Málaga, a punto de decretar su liquidación o entrada en concurso tras anunciar un ERE que deja en libertad a la práctica totalidad de su plantilla. Esto no ha hecho más que empezar.

Algo semejante observamos en Palma. Será muy difícil que Budimir pase aquí el próximo invierno, ni siquiera el otoño y así como el argentino Leo no se irá por el montante de su cláusula sino por mucho menos, el bosnio volará por un tercio de la suya como mucho. ¿Más jugadores?. Puede ser. De hecho los primeros movimientos del director de fútbol apuntan más a conseguir cesiones que a comprar activos. Si, aquí y en Fernando Poo, ahora Bioko, como les decía.