Los lunes al fútbol
Uno de los peores inventos de la Liga de Fútbol Profesional ha sido, sin lugar a dudas, el de reservar partidos para la noche de los lunes. La protesta más gráfica en este sentido fue la que mostró la afición del Alavés en febrero del 2019 antes de recibir al Levante, cuando en un estadio semi vacío, un grupo de aficionados se situó en uno de los fondos con un ataúd como símbolo de un funeral por la muerte del fútbol. Estos últimos días se han producido otras muestras de desacuerdo, desde las de Ernesto Valverde, el entrenador del Athletic, a las del Valencia y otros contendientes abonados a la cita que casi nunca incluye a los equipos que participan en competiciones europeas debido a sus compromisos en martes, miércoles o jueves.
En la Bundesliga tuvieron que echar marcha atrás y eliminaron las programaciones el primer día de la semana debido a la fuerte oposición de la mayoría de aficionados, también las hubo aquí con pancartas del tipo de «apaga la televisión, salva el fútbol», pero la LFP se he encargado de sancionar a quienes se han pronunciado en contra de la medida y el Alavés ya fue multado por el suceso comentado en el párrafo anterior. Es la democracia de Javier Tebas y su séquito.
La práctica de convertir los odiosos lunes en hábiles para poner fin a determinadas jornadas no se justifica ni por la dictadura de la tele. Si tomamos el ejemplo del cartel de pasado mañana, Celta-Mallorca, es muy dudoso que ninguna plataforma de pago registre ni siquiera mínimas audiencias y tampoco resulta creíble que la audiencia en los países asiáticos a las dos o las tres de la madrugada compense el pago de derechos internacionales. De otro lado en Vivo y a las nueve de la noche no debe hacer precisamente calor a mediados de abril.
Sencillamente una prueba más de que a los clubs y la LFP les importa un bledo el público, pero eso seguro que no lo debaten el miércoles en la asamblea convocada para dirimir el problema arbitral y pedir explicaciones a Joan Laporta, presidente del Barça, si es que acude.