El temible retraso del caso Valjent

Lee Marvin, caracterizado como Ben Ramson, vaga errante entre el barro de la Ciudad sin Nombre cuando otro ciudadano le para:

  • «¿A dónde vas Ben?. Yo creo que el mundo se divide entre aquellos que se marchan y los que se quedan».
  • «No estoy de acuerdo, – responde el interpelado -, el mundo se reparte entre los que van a alguna parte y quienes no van a ninguna. Yo soy de estos últimos».

Estos días al pensar en la situación de Martin Valjent  me hago la misma pregunta que me planteé hace ocho años, tras el desembarco de los actuales dueños de la SAD: ¿Hacia dónde va el Mallorca?. Poco después dos empleados del club, que años más tarde cambiaron de trabajo, me confesaron que ni ellos mismos lo sabían.

No nos encontramos ante una cuestión baladí. El eslovaco, con 29 años, es uno de los pilares del equipo desde su fichaje en el verano de 2019. Ha conocido a cuatro entrenadores -Vicente Moreno, Luis García Plaza, Javier Aguirre y Jagoba Arrasate – sin fallarle a ninguno de ellos, ni tampoco a si mismo. Es un central de garantía de los que no es tan fácil encontrar en el mercado y, sin duda, uno de los símbolos más apreciados por el mallorquinismo, más allá de Abdón o Raillo, por citar otros ejemplos.

Dentro de once días su empresa o agente de representación podrá negociar libremente con cualquier equipo español o extranjero y la tardanza de comunicar la noticia de su renovación causa inquietud entre los seguidores en particular y aficionados en general. Este anuncio va más lejos de posibles acuerdos con otros jugadores. Representa una apuesta por los fundamentos propios de la estabilidad y el futuro o, por el contrario, revelaría la ausencia de objetivos distintos a la especulación y el comercio, máxime desde el momento en que se ha presentado la ampliación del contrato de otros futbolistas que, ni por edad ni condiciones, alcanzan el mismo nivel.

Incluso en base a un interés estrictamente mercantil, perder a Valjent sin percibir ni un euro por su traspaso, agravaría el resultado de la ecuación y nos demostraría que el Mallorca es de los que no va a ninguna parte. Y eso nos cuesta mucho creerlo.