Rivales o enemigos
Las dificultades unen o eso dicen. Quizás en todo menos en el fútbol donde uno jamás renuncia a su equipo, antes lo hace de patria, religión o territorio. Eso lo decían del protagonista de una película de Juan José Campanella, «El secreto de sus ojos». No creo que ni el coronavirus sea capaz de unir a «merengues» y «colchoneros», sevillistas y béticos, «culés» y «periquitos» o «barralets» y «ferrerets». Sin embargo en un arriesgado ejercicio de memoria, solo eso, y sin acudir a hemerotecas, me han surgido casi tres decenas de futbolístas, técnicos o directivos que pasaron del Mallorca al Atlético Baleares o al revés, cambios de acera que en su momento incluso generaron críticas según el bando en cuestión.
Cabe señalar que la rivalidad venía de antiguo y con marcado carácter social. «Canamunt» y «Canavall», Santa Catalina y Els Hostalets, barrios de ricos y arrabales de pobres. Un lenguaje que creíamos desterrados de la sociedad y que algunos se empeñan en reponer. Esta sería otra historia que no tiene cabida en este blog.
Pero si, ha habido hasta un mismo directivo en ambos clubs, Damiá Estelrich, integrante del equipo de Miguel Contestí fue presidente del Alético Baleares, capaz de venderle al Mallorca los terrenos de Son Bibiloni y presidir la Junta Pro Campo del Estadio Balear. También entrenadores como Andrés Quetglas «Es Moix», Vicente Sasot, Sánchez Alexanco o el más carismático, Antonio Oviedo triunfador en ambos banquillos. «Chichi» Soler que jugó toda su vida en el Mallorca fue director deportivo blanquiazul, Toni Tugores, delegado de campo en Son Moix jugó de central en el rival eterno y uno de los iconos bermellones, Angel Pedraza, padre del actual centrocampista a las órdenes de Vicente Moreno, entrenó en la Via de Cintura.
Si retrocedemos a la década de los 60 y 70, encontraríamos jugadores míticos del ascenso de Vallejo, Guillamón o Jaume Arqué que terminaron sus carreras a la derecha de la Ma 20. Otros, Juan Morro Albertí, que presidió la Junta y vistió de corto en Son Canals, fue delantero centro del propietario del Lluis Sitjar. El trasvase fue más numeroso de sur a norte – Pascual, Vallespir y Reus, porteros; Taberner, Jaume y Garau, laterales; Paco, Candela, Chechu Delgado, Vicens, Meñico e Isidoro, medios; Aramendi, extremo, el más reciente, Bigas y el más notorio, Paco Bonet previo paso por el Elche. En sentido inverso Chea, Cano, Pandiani.
Sería un milagro que no me olvidara algún nombre, incluso ilustre, pero de lo que no me olvido es de que el exalcalde franquista Paulino Buchens fracasó en su propuesta de fusión de ambos clubs cuando se encontraban al borde de su respectiva desaparición en diciembre de 1977.