Empate a pelotazos (0-0 en Son Moix)

El Mallorca hizo un poco más, vale: un remate de Larín al que respondió el portero visitante con una gran parada, minuto 65 y un tiro de Amath fuera en el 81. Ambos equipos plantearon una batalla aérea, una verdadera escalera al cielo, en un partido cuyo balón voló por los aires más que dar algún paseo por el suelo. Ninguno alcanzó la gloria. Si el fútbol evolucionara de verdad, no con las reglas tontas que la FIFA cambia para hacernos creer que alguien se gana el dinero que ingresa, encuentros como el de Son Moix se penalizarían sin puntos para cada uno de los contendientes.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Rajkovic (-), Gio (1), Valjent (1), Nastasic (1), J.Costa (1), Samu (1), Mascarell (1), A.Sánchez (1), D. Rodríguez (1), Abdón (0) y Muriqi (0).

A los 64 minutos, Amath (1) por A.Sánchez y Larin (1) por Abdón. A los 88, Maffeo (-) por Dani Rodríguez y Morlanes (-) por Mascarell. A los 91, Lato (-) por J.Costa.

Getafe C.F.- D.Soria (2), Iglesias (1), Mitrovic (1), Alderete (1), Rico (1), Carmona (0), Djené (2), Maksimovic (1), Greenwood (1), Latasa (0), Mayoral (0).

Minuto 59, Mata (0) por Latasa. Minuto 70, Aleñá (0) por Carmona. Minuto 91, Oscar (-) por Mayoral y L.Milla (-) por Iglesias.

ARBITRO:

González Fuertes (1), de Gijón. Poco que objetar en cuanto a criterio, pero mucho en el aspecto disciplinario donde dejó sin castigo la reiteración de faltas de los jugadores visitantes a quienes sancionó con 24 infracciones por solo 12 de los locales. Dos amarillas, una al médico del Getafe por entrar en el terreno de juego y otra a Mata.

BRINDIS A LA LUNA

No entiendo a los entrenadores que refuerzan numéricamente su línea de centrocampistas al tiempo que la privan de creatividad. No comprendo la decisión de poblar la línea media para huir del juego combinativo en beneficio del directo. Menos aún que los anfitriones y sus invitados confundieran la luna, grande y brillante, con el que debería ser su único objetivo, la portería. No tiene otra explicación que se pasaran los noventa y cinco minutos de esta tediosa tarde otoñal enviando pelotazos por arriba sin que nadie, nadie, probara de bajar la pelota y tratar de jugar a fútbol en lugar de tiro al plato.

Puestos a no saber, me pregunto por qué después de once jornadas de liga, casi una tercera parte del campeonato, el Mallorca todavía no sabe a qué juega, salvo buscar la cabeza de Muriqi tanto para un fregado, pugnas inútiles por la posesión para salir, como para un barrido, único recurso rematador. Para que se hagan una idea, Bordalás no alineó a ninguno de sus «cerebros» -Luis Milla, Aleñá- hasta haber cumplido más de una hora de trabas, faltas y demás familia. Javier Aguirre a Morlanes, a falta de dos minutos para los 90.

Para tamaño viaje ni uno ni otro necesitaban cambiar sus dibujos habituales, renunciando a sus zagas de cinco por un 4-4-2 de copia y pega. El mejicano jugando a los cromos, un día Larin al siguiente Abdón; uno J.Costa, al otro Lato. Los fijos imprescindibles, Samu y, cómo no, el intenso y voluntarioso Dani Rodríguez empeñado en sus luchas personales e intransferibles. Como el resto del equipo, todo corazón, ninguna idea.

Pero calma y tranquilidad. Una sola victoria en once jornadas cargadas de sensaciones y emociones, no goles, pero esta semana se ha reinaugurado la nueva tienda y la colla de «dimonis» que ameniza a la parroquia, ha elevado el número de abonados y la creciente demanda de palcos «vip» con merienda de lujo.