En el nombre de Marco
Cuesta, cuesta mucho ponerse delante del pc para escribir sobre una desgracia. Sobre todo si consideras que el afectado no la merece.
Marco Asensio no ha tenido una vida fácil. Ha tenido que superar circunstancias familiares muy penosas y se ha abierto camino porque, además de su habilidad con la pelota, conserva una cabeza perfectamente amueblada.
La operación de su salida del Mallorca fue posiblemente el mayor atraco perpetrado contra le entidad y propiciado por la nefasta gestión de Utz Claassen y Gabriel Cerdá. El jugador se mantuvo al margen de todo y cumplió con el club hasta el último día sin dejar de poner la pierna pese a saberse merengue. Aceptó sin rechistar la cesión al Espanyol, donde dejó un imborrable recuerdo y ha triunfado en el gran teatro de los sueños. Pero es más fácil llegar que mantenerse y es el primero en saberlo y asumirlo. Ahora, en pleno esfuerzo para ganar peso en el remozado Madrid de Zidane, se ha dejado la rodilla en uno de estos absurdos amistosos que dejan dividendos en las arcas de los clubs sin aportar nada, más bien lo contrario, a la preparación de pretemporada y mucho menos a los futbolistas a título individual. Si se tratara de otro tipo de deportista y persona estaríamos más preocupados, sin embargo es precisamente el temple y el carácter del de Peguera que nos invita ser optimistas y creer que ya nos encontramos en el primer dia de su recuperación.
¡Suerte, amigo!