Fichajes sin ilusión

Cuando se abre la veda no hay cazador que no crea en que van a caer más de una pieza, sea ave, conejo o presa de mayor envergadura. En el mundo del fútbol los fichajes entre una temporada y la siguiente generan en cada aficionado la ilusión de mejorar las plantillas de su equipo en aras de superar clasificación y metas.

A dos días de la convocatoria para que los jugadores pasen sus revisiones médicas, controles de peso y estado físico en general, los dos «refuerzos» incorporados por el Mallorca producen más pesimismo que entusiasmo. La renovación de Cuéllar, 40 años y más preparador de porteros que cancerbero en si mismo, no solamente cierra la puerta a los más jóvenes, Quevedo se ha ido al Villarreal B, sino que apuntala la vertiente psicológica de sus compañeros por encima de la deportiva.

Si yo fuera el CEO o el director de fútbol del club, no me haría fotos con Mateu Morey como si hubieran contratado al mismísimo Kimmich. La realidad es que el de Petra, sincero, apenas ha jugado desde que abandonó la Isla hace nueve años. Dos lesiones graves de rodilla que precisaron cirugía y apenas siete partidos en los que ha participado desde que ingresó en el Dortmund. Si, Galarreta también sufrió dolencias graves, pero permitan que rechace comparaciones. Al menos queda claro que sale Maffeo.

Entendemos que el patrocinio de una firma japonesa, celebrado con Raillo y Abdón como embajadores en Tokyo, aconseje la incorporación de un futbolista nipón. El elegido ha sido Takuma Asano, un extremo de 29 años del que ha prescindido el Bochum, décimo sexto clasificado en la Bundesliga en trance de disputar la promoción de descenso, que le ha concedido la carta de libertad igual que hizo el Partizan de Belgrado cuando le ficharon los alemanes. Garantiza partidos de liga a las dos de la tarde.

Particularmente les deseo lo mejor a ambos, también al club. No obstante me temo que, en pura hipótesis, ninguno de los referidos eleva el nivel de una plantilla que, no lo olvidemos, terminó la liga al borde de bajar a segunda división y la culpa no era solo de Javier Aguirre.