Funeral por unos amigos

Se empieza aceptando subvenciones institucionales, después se recurre a ellas hasta hacer de dichas aportaciones la mayor parte de los ingresos de los medios de comunicación. Ya no hablo a nivel particular, que también; sino empresarial, mucho más grave. El siguiente paso consiste en acudir a ocupar asientos en ruedas de prensa no se admiten preguntas o en aceptar amagos de entrevistas mediante cuestionario previo. O sea, cuando te quieres poner los pantalones descubres que hace tiempo que te los bajaste.

Ya les conté que la Liga de Fútbol Profesional impuso una condición insoslayable para poder entrevistar a jugadores después de los partidos. No se podía plantear nada que no tuviera exclusiva relación con esos noventa y tantos minutos de juego. Y agachamos la cabeza, claro. Ahora y de cara a la próxima temporada, dentro de dos meses, la LFP de Javier Tebas ya ha comunicado a Movistar que puede prescindir de sus narradores, comentaristas y entrevistadores porque a partir de ahora los designará la propia Liga. No querían arriesgarse a interrogantes ¿maliciosas?, pero es que ya admiten ni comentarios. Nuevamente asentiremos y, eso es lo peor, asistiremos a la pérdida de la poca dignidad que le queda a esta profesión.

Solo algunos románticos soportamos, con cierta indiferencia eso si, el papel. Las rotativas se consiguen ya baratas en los mercadillos de ocasión y pronto serán chatarra. Y no, los periódicos no se han muerto, sino que los hemos matado. De ahí que los digitales, digan lo que digan, tampoco levantan cabeza. El vídeo no mató a la estrella de la radio como cantaron proféticamente The Buggles en el amanecer de los 80’s, pero las redes sociales, la guerra de falsas noticias contra las que no hay más antídoto que la cultura, otro valor en declive,  si acabarán con el periodismo de mordaza que nos ha asfixiado sin excepciones colectivas y unos contados «últimos mohicanos».