Gestión hueca, asientos vacíos.

Visita Son Moix el Real Madrid, líder, en cuartos de final de la Champions, sin regatear a una sola de sus estrellas y, dicen, que con cantidad de seguidores, mallorquines muchos de ellos, que solo van al estadio ese día. La suma de todos estos factores arrojó un resultado de 17.000 espectadores o, dicho de otro modo, el 73 por ciento del aforo. Los números no encajan. O no hay tanto renegado que se pase al enemigo o, y eso es lo que creo, el fútbol en general pierde espectadores y el Mallorca en particular es incapaz de atraer público. Miquel Contestí metió 23.000 en el Lluis Sitjar en un partido de tercera división contra el Poblense. O falta un doctor Beltrán capaz de remover a las masas y sus conciencias. Quizás ambas cosas.

Lo de la remodelación del ahora llamado Visit Mallorca puede quedar muy bien estéticamente, pero las voces que reclaman más asientos gritan con más entusiasmo que realismo. Nos hemos quedado en el «¡qué coño queremos aquí» de Gregorio Manzano, porque la afición mallorquinista no reúne cantidad ni fuerza suficiente para llevar al club donde nos gustaría que estuviera, aunque siempre con el dinero y el esfuerzo de otros.

Rozó el ridículo que desde las oficinas se emitiera un comunicado porque algunos chavales de los equipos de base vendieron, presuntamente, las localidades que les habían sido asignadas. No sabemos ni cuántos fueron ni si las regalaron a cambio de nada. La nota oficial dejó en entredicho la clase de educación y civismo que se recibe en Son Bibiloni y como zafios y tacaños a los responsables de la SAD. El problema de esta entidad no pasa por la inconsciencia de media docena de críos, sino por la especulativa gestión de sus accionistas y ejecutivos conscientes de que hagan lo que hagan deportiva o administrativamente no se oirá ni pío. Al menos no lo bastante.